El gobierno de Colombia llamó este jueves a un diálogo entre “quienes marchan” y “quienes no marchan” en las protestas contra el presidente Iván Duque, que dejan al menos 26 muertos en nueve días.
“Hay que escuchar a todos los sectores del país, pero también el país tiene que escuchar al gobierno (…) incluye a quienes marchan pero también a quienes no marchan”, dijo a Blu Radio el consejero presidencial Miguel Ceballos, mediador del gobierno con los manifestantes.
El también alto comisionado para la Paz invitó más tarde a los miembros del Comité del Paro a reunirse directamente “con el Presidente y la Vicepresidenta”, según un mensaje de Twitter.
Sindicatos, estudiantes, indígenas, ambientalistas y artistas, que conforman el comité, acogieron la oferta con condiciones.
En un video enviado a medios, Francisco Maltés, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores, anunció que las conversaciones iniciarán “previo a la desmilitarización de campos y ciudades donde han masacrado a los jóvenes protestando pacíficamente”.
Los líderes de las protestas se sentarán a la mesa con reclamos variopintos: mejorar las condiciones de empleo, el sistema de pensiones, la seguridad, la salud, el cese de asesinatos de defensores de derechos humanos y la celeridad en la implementación del acuerdo de paz firmado en 2016 con la guerrilla FARC.
Mientras tanto “continuaremos el paro nacional”, advirtió el sindicalista.
Reunión “con ellos mismos”
Las conversaciones empezaron miércoles con el liderazgo de Ceballos y la participación de la fiscalía, procuraduría, defensoría del pueblo y gremios económicos.
En la agenda inicial el comité del paro estaba citado para el lunes. En la tarde, el gobierno se dijo dispuesto a reunirse con este “de manera inmediata”.
“La voluntad del gobierno fue invitar primero a quienes organizan el Comité Nacional del Paro, pero entendiendo que estas movilizaciones no se agotan en ese grupo”, dijo Ceballos.
Para Sandra Borda, profesora de ciencia política en la Universidad de los Andes, si la negociación se mantiene en los términos actuales “va a fracasar estruendosamente.”
“Ellos están reunidos con la misma gente con la que se han reunido siempre”, es “una conversación de ellos con ellos mismos”, señaló a la AFP la analista.
Con la popularidad en caída (33 %), Duque enfrenta masivas movilizaciones, esta vez atizadas por la crisis económica que provocó la emergencia sanitaria.
Aflojan las protestas
Las manifestaciones han sido en su mayoría pacíficas.
En algunas ciudades se han registrado disturbios y choques con la fuerza pública, que han dejado 26 muertos y más de 800 heridos, según un nuevo balance.
Este jueves las protestas aflojaron en todo el país. En el centro de Bogotá, cientos se reunieron con antorchas, velas y consigas como “el paro continúa”. En Medellín (noroeste) unas 200 mujeres se manifestaron con música y arengas.
En Pereira (Risaralda, centro-oeste) cientos de personas rindieron un homenaje silencioso a tres jóvenes manifestantes baleados la víspera, uno de ellos diagnosticado con muerte cerebral.
Para la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, “la salida política la tiene el gobierno nacional en sus manos”.
“Con los que hay que dialogar es con los que están en las calles, que son los jóvenes”, dijo la mandataria de la capital, uno de los focos de las protestas.
La ONU, la Unión Europea, Estados Unidos y organismos defensores de derechos humanos rechazaron abusos policiales durante las manifestaciones y llamaron a la calma en un país militarizado.
El Ministerio de Defensa desplegó 47,500 uniformados en el territorio durante las manifestaciones.
En una rueda de prensa virtual en Washington este jueves, el ministro de Defensa, Diego Molano, culpó del “vandalismo” en las calles a disidencias de las FARC, que se apartaron del acuerdo de paz firmado en 2016, y al ELN, última guerrilla reconocida en Colombia.
“Si ha habido un uso excesivo de la fuerza, que haya una rendición de cuentas”, concedió el ministro del Interior, Daniel Palacios, durante la conferencia virtual.
El malestar parece instalarse en uno de los países más desiguales del continente, con un desempleo del 16.8 % y una pobreza que alcanza al 42.5 % de la población.