
La Federación Dominicana de Voleibol (Fedovoli), fundada en 1972, ha sido una de las instituciones deportivas más exitosas del país.
Sin embargo, tras los logros internacionales y medallas de oro, se oculta una sombra que crece hace más de tres décadas. Ramón “Alexis” García, presidente de la Federación desde 1996, fue reelecto recientemente pese a graves denuncias interpuestas ante la Procuraduría Especializada de Persecución de la Corrupción Administrativa (PEPCA), que lo señalan por presunta estafa, malversación de fondos públicos y asociación de malhechores.
Estos señalamientos no sólo lo implican a él, sino también a tres de sus colaboradores más cercanos: Amós Anglada (vicepresidente), José Francisco Fernández (tesorero) y Nelson Ramírez (secretario general), quienes también han ostentado cargos directivos durante décadas. El expediente fue depositado el 21 de mayo de 2024 por Osvaldo Estévez, dirigente deportivo con más de 30 años en el movimiento de base y presidente del Club Mil Flores, en Santo Domingo Este, por supuesta estafa, asociación de malhechores, malversación de fondos públicos y violación a las Leyes 122-05 y 340-06.
“Comenzamos a investigar el manejo económico de la Federación… sólo entre 2013 y 2023, hay una diferencia de 74 millones de pesos entre lo que el Ministerio de Deportes dice que entregó y lo que aparece en los informes económicos de Fedovoli”, declaró Estévez.
Según los documentos del Ministerio de Deportes, entre 2013 y 2023 se transfirieron 166.6 millones de pesos a Fedovoli. Sin embargo, los reportes financieros de la Federación sólo reflejan 91.9 millones. A esto se suman fondos no registrados provenientes de otras instituciones: 18 millones de la Lotería Nacional, 3.6 millones del INAPA y 750 mil pesos del Ayuntamiento del Distrito Nacional, todos con evidencias de entrega, pero sin rastro en los estados financieros de la Federación.
Al ser cuestionado, Nelson Ramírez, secretario general de Fedovoli por más de 20 años, fue evasivo:
“Yo no soy contable primero, y segundo… si usted dice que le dieron un millón de pesos, ese millón tiene que tener un informe. Pero yo no sé… no soy el tesorero”, dijo al periodista que lo confrontó con los datos.
20 MIL DÓLARES EN EL LIMBO:
Además de los fondos estatales, Estévez sostiene que los directivos también se apropiaron de 20 mil dólares correspondientes a comisiones por contratos de jugadoras que actuaron como refuerzos en ligas extranjeras. El origen de esta acusación es un pagaré notarial firmado en 2011 entre Alexis García y el presidente del Club Movimiento de Desarrollo El Caliche, donde se comprometen a pagar dicha suma.
“Desde 2016 hay un acuerdo que estipula que, por cada contrato de una jugadora, mil dólares deben ir al club de origen. Se hicieron 20 contratos y el club nunca fue informado”, aseguró Estévez.
No es la primera vez que la Federación enfrenta denuncias por irregularidades en contratos internacionales. En 2008, un reportaje reveló el testimonio de la voleibolista Juana Miguelina González, quien pasó penurias en Turquía, a pesar de que el contrato ascendía a 30 mil dólares.
“Ese dinero tiene que ir al que trabaja, a la jugadora. ¿Por qué el dinero tiene que llegar a manos de Cristóbal Marte?”, cuestionó entonces González.
¿FALSIFICACIÓN DE EDADES? OTRA LÍNEA DE INVESTIGACIÓN:
El expediente presentado ante el Pepca también incluye una denuncia por adulteración de documentos oficiales entre 2001 y 2006, según la cual se habrían falsificado pasaportes y actas de nacimiento de al menos 30 atletas, para inscribirlas en torneos internacionales en categorías menores.
Un comunicado firmado por Hanspeter Graf, entonces presidente de la Comisión Mundial de Ética Deportiva, y Juan Camet, dirigente peruano, responsabiliza directamente a Cristóbal Marte, vicepresidente de la Federación Internacional de Voleibol, a Alexis García y a Nelson Ramírez.
“Es muy difícil que la Federación no sepa eso, porque desde menores son ellos quienes tramitan los documentos y se quedan con los pasaportes”, afirmó Osvaldo Estévez.
Nelson Ramírez, al ser confrontado con las pruebas, negó cualquier conocimiento sobre estas falsificaciones: “Si usted dice que hay un acta falsificada, tráigala. Pero yo no puedo decir que está falsificada o no”, dijo.
SILENCIO INSTITUCIONAL: UN AÑO SIN RESPUESTAS:
Lo más preocupante no son sólo las denuncias, sino la inacción. A pesar de que el expediente fue depositado hace más de un año, ni la Pepca, ni la Cámara de Cuentas ni la Contraloría General han emitido pronunciamiento alguno. Nadie ha sido interrogado. Nadie ha sido suspendido.
“Después que presenté la denuncia fui al Pepca seis meses después. Me dijeron que como no había vuelto, asumieron que no me interesaba el caso”, relató Estévez con indignación.
Al confrontar al vicepresidente de la Federación, Amós Anglada, su reacción fue defensiva:
“Cualquier persona puede hacer una denuncia. Lo que más abunda en este país son personas que quieren dañar reputaciones”.
Cuando se le preguntó cuánto tiempo tiene como directivo, evitó responder. Finalmente, admitió que lleva 12 años.
UN SAQUE QUE NO SE JUEGA LIMPIO:
En el voleibol, el saque marca el inicio del juego. Debería hacerse bajo reglas claras, a la vista de todos. Pero en la Federación Dominicana de Voleibol, ese primer toque parece haberse desviado del juego limpio hacia la opacidad.
Las denuncias, sustentadas con documentos, testimonios y cifras oficiales, no han producido consecuencia alguna. Ni una suspensión, ni una investigación pública. Ni siquiera una citación. Mientras tanto, el deporte que ha traído gloria a la República Dominicana, podría estar siendo utilizado como pantalla para intereses personales.
Y si el árbitro no pita, el saque más sucio se vuelve la norma.