12 de abril de 2025

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¿Cuál Dios, hermano?: Boli y Luisín salen en defensa del dueño de Jet Set

Santo Domingo, República Dominicana. Yo hoy estoy cuestionando a Dios, dijo Boli con voz quebrada, mientras el silencio de Luisín Jiménez dejaba espacio para una reflexión tan íntima como colectiva.

En medio de un episodio marcado por la devastación emocional tras la tragedia en la discoteca Jet Set, los comunicadores abrieron su corazón y se enfrentaron al lado más crudo de la fe: la duda.

¿Cuál Dios, hermano?: Boli y Luisín salen en defensa del dueño de Jet Set
Luisín Jiménez

Fue Boli quien primero rompió el muro del silencio espiritual. Yo necesito que alguien me explique por qué Dios se lleva gente buena. Hoy, sinceramente, no lo entiendo, confesó, luego de acompañar a la familia de su amigo Felipito Music en su sepelio.

Desde el cementerio, hasta la cabina del podcast, arrastraba una mezcla de impotencia, rabia y desconcierto. Me pasó en 2018 con mi hermano, y hoy me volvió a pasar. Me duele, y no sé cómo manejarlo, agregó entre lágrimas.

Luisín, conmovido por la confesión, no tardó en unirse al sentimiento: Yo también estoy tambaleando. Soy creyente, pero hoy necesito entender más que nunca. Fue ahí cuando compartió un mensaje recibido días antes de la tragedia por parte del exlanzador Octavio Dotel, quien le pedía participar en una charla en el Colegio Santa Bárbara, fundado junto a su esposa. Nos gustaría que usted venga a hablarle a nuestros estudiantes. Sería un honor tenerlo, decía la nota. La charla no se dio. Hoy, ese mensaje tiene un peso distinto.

¿Cuál Dios, hermano?: Boli y Luisín salen en defensa del dueño de Jet Set
Octavio Dotel

Ambos recordaron con nombres y rostros a quienes conocieron en vida y ahora solo pueden nombrar con el alma: Rubby PérezEduardo Guarionex Estrella CruzAlexandra GrullónNelsy CruzMartín PolancoBolívar Soto, y decenas más que solían ocupar las mismas mesas todos los lunes en Jet SetYo conté 36 personas que conocía personalmente. Este país perdió parte de su alegría, lamentó Boli.

Cuando el tema giró hacia las causas de la tragedia, surgió la figura de Antonio Espaillat, propietario del emblemático local. Luisín fue categórico: Antonio no es un fantasma.

¿Cuál Dios, hermano?: Boli y Luisín salen en defensa del dueño de Jet Set
El Boli posando con Antonio Espaillat, propietario del Jet Set

Es un empresario serio, con 50 años al frente de un negocio que su madre, doña Grecia, fundó con dignidad. Ha enfrentado crisis y siempre ha dado la cara. Aclararon, sin embargo, que esa historia no lo exime de responder: La verdad debe conocerse. Aquí hay víctimas de todos los estratos, y no se le puede fallar a nadie.

Boli destacó que esta no es una tragedia de élites, sino de todo un país: Ahí murió el camarero, la seguridad, la señora del baño, el DJ. No es solo la familia poderosa. Hay gente humilde que gastó lo que no tenía para estar ahí esa noche. La reflexión fue más allá: El que no consiguió los 10 mil pesos para ir, hoy está vivo. Eso también es parte del dolor.

¿Cuál Dios, hermano?: Boli y Luisín salen en defensa del dueño de Jet Set

Ambos condenaron los actos de saqueo reportados en medio del caos y reconocieron el trabajo heroico de los rescatistas, muchos de ellos voluntarios sin sueldo, que trabajaron durante más de 24 horas sin descanso. Resaltaron también el apoyo internacional de Puerto Rico e Israel, así como el operativo sin precedentes desplegado por las autoridades dominicanas.

Luisín aseguró que esta vez la investigación no podrá ser ignorada: Aquí no hay espacio para cuentos. Aquí perdió su hijo un ministro, murieron jueces, empresarios, artistas. Esto no se resuelve con dinero ni con silencio. Ambos coincidieron en que el país entero debe mantenerse vigilante y exigir verdad con dignidad.

¿Cuál Dios, hermano?: Boli y Luisín salen en defensa del dueño de Jet Set

El episodio cerró con una oración y un pedido abierto. Yo voy a orar por entendimiento, porque no entiendo nada de lo que está pasando, dijo Boli, aún con los ojos húmedos. Si alguien me puede ayudar a entender a este Dios, que me escriba, porque hoy no lo comprendo. Hoy tengo el alma rota.

Una súplica que no nació de la teología, sino del corazón dominicano: ¿Dios puede permitir tanto dolor? La pregunta ya no es solo de Boli, ni de Luisín, sino de todo un país herido que todavía busca respuestas entre los escombros.

Video del programa