WASHINGTON (AP) — Los recientes cambios bajo la administración Trump han causado un grave trastorno en la agencia de Estados Unidos encargada de brindar ayuda humanitaria a países extranjeros.
Decenas de altos funcionarios han sido puestos en excedencia, miles de contratistas han sido despedidos y miles de millones de dólares en asistencia internacional han quedado congelados.
El secretario de Estado, Marco Rubio, defendió el jueves la paralización de la ayuda exterior, argumentando que “el gobierno de Estados Unidos no es una organización benéfica”.
Organizaciones de ayuda han expresado su preocupación, ya que la congelación de fondos y la confusión sobre qué programas deben suspenderse les ha generado incertidumbre sobre si podrán seguir con iniciativas esenciales, como los programas de apoyo nutricional para bebés y niños que sufren desnutrición extrema. La cancelación de estos fondos podría costarles la vida a muchos de ellos.
Funcionarios actuales y anteriores del Departamento de Estado y de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) han señalado que el personal fue invitado a presentar solicitudes para eximir ciertos programas de la congelación impuesta por Trump el 20 de enero. El Departamento de Estado ha detallado las medidas para implementar la congelación el 24 de enero.
