La crisis política en Estados Unidos sigue golpeando al transporte aéreo. Miles de vuelos fueron cancelados o retrasados este lunes, agravando el caos que comenzó con el cierre del gobierno hace más de cuarenta días.
De acuerdo con el portal FlightAware, más de 1.400 vuelos se suspendieron solo en las últimas 24 horas, mientras que el domingo se registró el peor día desde el inicio de la paralización: cerca de 3.000 cancelaciones y más de 10.000 demoras.
La presión sobre los controladores aéreos, que continúan trabajando sin recibir salario, está llevando a muchos a buscar otros empleos. El secretario de Transporte, Sean P. Duffy, advirtió que la situación “solo va a empeorar” si no se llega pronto a un acuerdo político.
Para contener la crisis, el Departamento de Transporte ordenó a las aerolíneas reducir hasta un 10 % sus operaciones esta semana en cuarenta aeropuertos de alto tráfico, entre ellos O’Hare (Chicago) y Hartsfield-Jackson (Atlanta), los más afectados por cancelaciones.
Entre las compañías con mayores pérdidas figuran Delta y Southwest Airlines, que juntas suspendieron más de 400 vuelos. SkyWest también redujo el 10 % de su programación.
En tanto, las aerolíneas están obligadas a reembolsar los boletos cancelados y ofrecer devoluciones completas ante demoras superiores a tres horas en vuelos domésticos o seis en internacionales.
Aunque el estancamiento político persiste, una votación bipartidista en el Senado la noche del domingo dio señales de un posible acuerdo para reabrir el gobierno y aliviar la crisis aérea más grave en años.