
Islamabad, EFE.- Las lluvias monzónicas que azotan Pakistán desde finales de junio han causado ya 884 muertos y más de 1.100 heridos, con la emergencia ahora centrada en la provincia oriental de Punjab, donde el desbordamiento de varios ríos ha inundado decenas de localidades.
Según los últimos datos de la Autoridad Nacional de Gestión de Desastres (NDMA), la provincia noroccidental de Khyber Pakhtunkhwa es la que registra el mayor número total de víctimas mortales, con 489 fallecidos. Sin embargo, en los últimos días el foco de la catástrofe se ha desplazado a Punjab, fronteriza con la India, donde ya se contabilizan 223 muertes.
El Departamento Meteorológico de Pakistán mantiene los niveles de alerta por inundaciones para los ríos Chenab, Ravi y Sutlej, que atraviesan esta densamente poblada región agrícola e industrial, mientras que otras partes del este permanecen en niveles de alerta “muy altos o extremadamente altos”.
En medio de la emergencia, el gobierno paquistaní ha acusado a la India de agravar la crisis al liberar agua de varias de sus presas, provocando un aumento súbito del caudal en los ríos compartidos y anegando terrenos urbanos y agrícolas en su territorio.
Esta denuncia se produce meses después de un enfrentamiento armado entre ambas potencias nucleares y tras la suspensión unilateral por parte de Nueva Delhi del histórico Tratado de Aguas del Indo. Dicho acuerdo, mediado por el Banco Mundial en 1960, regulaba la gestión de los ríos comunes y había sobrevivido a todas las crisis diplomáticas y militares anteriores.
Este desastre subraya la vulnerabilidad de Pakistán frente al cambio climático, un fenómeno al que contribuye con menos del 1% de las emisiones globales. El país ha experimentado patrones climáticos intensos y erráticos en los últimos años, como sequías, olas de calor y lluvias torrenciales que han causado pérdidas humanas y materiales a miles de personas.