Los restos de un total de 215 niños, algunos de apenas tres años de edad, fueron descubiertos este jueves en terrenos adyacentes a un viejo internado indígena en Canadá, reporta la agencia AFP.
TW for folks whose families or themselves, went to IRS’s. https://t.co/OHR1L1crEH— Jaime Morse | Iskwe (@JaimeJigged) May 28, 2021
Se trata de una ‘escuela’ ubicada en la localidad de Kamloops, en la provincia de Columbia Británica. El hallazgo lo dieron a conocer los representantes del grupo autóctono Tk’emlúps te Secwépemc, luego de que un especialista contratado por ese pueblo originario confirmara, al usar un radar de penetración terrestre, la presencia allí de cenizas humanas.
Se prevé que los resultados preliminares de la pesquisa sean publicados el próximo mes. Entretanto, los aborígenes, apoyados por un forense y algunos museos, intentarán arrojar más luz sobre el descubrimiento y dar con posibles registros de muertes.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, reaccionó prontamente ante tales hechos. «La noticia de que se encontraron restos humanos en el antiguo internado de Kamloops me rompe el corazón: es un doloroso recordatorio de ese oscuro y vergonzoso capítulo de la historia de nuestro país. Pienso en todos los afectados por esta angustiosa noticia. Estamos aquí para ustedes», tuiteó.
Una red de internados plagados de violencia
El internado indígena de Kamloops (KIRS, por sus siglas en inglés) no fue el único, pero sí la mayor de las ‘escuelas’ de ese tipo establecidas en el país a finales del siglo XIX. El establecimiento fue operado por la Iglesia católica, en nombre del Ejecutivo canadiense, de 1890 a 1969, y se cerró definitivamente en 1977.
«Los niños nativos de entre 4 y 15 años fueron llevados a la fuerza y se les prohibió ver a sus familias, practicar sus lenguas, culturas y tradiciones. Los niños que asistían a la KIRS sufrían una segregación y un aislamiento extremos», reza un letrero a la entrada del establecimiento. Se sabe, además, que los menores eran sometidos a abusos físicos y sexuales por parte de los supuestos pedagogos.
En total, unos 150.000 menores pertenecientes a las minorías étnicas fueron matriculados en tales internados a nivel nacional. Se estima que al menos 3.200 infantes fallecieron en esas instituciones por causa de la violencia o negligencia, aunque el número exacto de víctimas sigue siendo desconocido.