La comunidad de Angosto, ubicada en el municipio de Jarabacoa, provincia La Vega, vuelve a ser noticia tras registrarse un nuevo accidente relacionado con buggies de turismo.
Durante el pasado fin de semana, un trabajador local fue atropellado por uno de estos vehículos todo terreno mientras transitaba por una de las principales vías del área en su motocicleta.
Según relató la víctima, quien solicitó mantenerse en el anonimato, el hecho se produjo al subir por una colina del sector, cuando un buggy que iba a alta velocidad se desvió hacia su carril.
El conductor del buggy realizaba maniobras peligrosas en ese momento. El impacto fue repentino, y el motociclista no tuvo forma de esquivarlo ni reaccionar a tiempo ante el peligro.
“El vehículo venía zigzagueando y de repente giró directamente hacia mí. Apenas tuve tiempo de ver lo que pasaba antes del golpe”, declaró el afectado tras el incidente.
El golpe provocó múltiples lesiones en el cuerpo del trabajador, concentradas principalmente en una de sus piernas. Además, su motocicleta quedó totalmente destruida.
Habitantes de Angosto han manifestado su preocupación por el incremento de estos accidentes. Acusan a los conductores de buggies, en su mayoría turistas, de manejar sin precaución.
También mencionan que algunos guías turísticos sí actúan de manera responsable. No obstante, aseguran que la mayoría de los incidentes son causados por visitantes imprudentes.
El accidente ocurrió el sábado en una de las rutas frecuentadas por los buggies turísticos. Estas vías rurales también son utilizadas diariamente por motociclistas, peatones y personas mayores.
Dicha convivencia entre vehículos de turismo extremo y residentes locales ha provocado un aumento en el riesgo de accidentes, según denuncian quienes habitan la zona.
Vecinos de sectores cercanos como Jumunucuoa y Corocosito han reportado deterioro en las rutas vecinales. Afirman que el paso constante de buggies ha dañado la infraestructura vial.
La queja más común es la ausencia de regulación y supervisión efectiva por parte de las autoridades municipales, especialmente los fines de semana, cuando aumenta el tráfico turístico.
Se señala que muchos buggies circulan sin señalización ni respetan los límites de velocidad, lo que agrava el problema y pone en peligro a toda la comunidad.
“Se comportan como si las calles fueran de ellos. No hay respeto por los peatones ni por los vecinos. Aquí vivimos con miedo de que cualquiera pueda salir herido o peor”, expresó un residente.
Ante esta situación, representantes comunitarios y líderes locales han iniciado patrullajes vecinales. Su objetivo es vigilar la actividad de los buggies y recopilar pruebas.
Además, buscan presentar dichas evidencias a las autoridades competentes para exigir soluciones concretas y medidas preventivas que protejan a los habitantes.
La comunidad también ha llamado a las empresas turísticas a implementar acciones de concienciación. Piden una mejor preparación de los conductores que operan los buggies.
Se ha solicitado formalmente la intervención del ayuntamiento de Jarabacoa y de la DIGESETT. Quieren establecer reglas claras para el uso de buggies en zonas residenciales.
