5 de junio de 2025

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Armas bajo la mesa: el negocio que creció entre prohibiciones de RD

Santo Domingo. – En la República Dominicana, hablar de armas es casi un asunto cotidiano. Feminicidios, asaltos, ajustes de cuentas y decomisos frecuentes son parte del panorama informativo nacional. En la mayoría de estos casos, hay un elemento común: armas de fuego.

Aunque desde 2006 está prohibida la importación de armas para uso civil mediante el decreto 309-06, el número de armas en circulación ha seguido aumentando. Hoy, el país registra oficialmente más de 244,900 armas legales, según cifras del Ministerio de Interior y Policía. Sin embargo, expertos estiman que más de 250,000 armas ilegales también circulan sin control.

“No todas las armas decomisadas son ilegales”, explica Manuel Sisa, experto en armas. “Muchas son robadas de civiles, militares, instituciones o empresas de seguridad. Puede que de 30 decomisadas, solo diez sean 100% ilegales”.

Importación prohibida, circulación activa

Pese a la restricción, el mercado de armas nunca se detuvo. Según el experto, durante los 17 años de prohibición, las armerías subsistieron mediante la gestión de traspasos entre usuarios legales. El sistema permitió que las armas siguieran cambiando de dueño, mientras se fortalecía un mercado gris, amparado en vacíos legales.

En 2023, el decreto 30-23 permitió de forma temporal la importación de armas exclusivamente para empresas de seguridad. Ese permiso fue ampliado en mayo de 2025 con el decreto 175-25, que incluyó también la importación limitada de municiones.

Traspasos y negocio compartido

Aunque se suele asumir que el negocio está en manos de militares, Sisa aclara que hoy está dividido en partes iguales entre civiles y militares activos o retirados. “Muchas armerías que antes eran de militares hoy son propiedad de sus familiares, ya pensionados o fallecidos”, sostiene.

Entre traspasos, permisos especiales y tráfico ilegal, el negocio de las armas crece. Las pistolas lideran el mercado, con más de 149 mil registradas. Les siguen las escopetas (66 mil) y los revólveres (23 mil). También hay armas más potentes registradas: 15 fusiles y 10 ametralladoras.

Un mercado millonario… y oscuro

El negocio legal de armas mueve millones de pesos. Una pistola Glock puede costar hasta RD$1,000,000, mientras que un revólver supera los RD$250,000 y una escopeta, los RD$300,000. Si se multiplica ese costo por las armas registradas, el volumen del negocio legal es evidente. Y no se cuentan los ingresos por permisos, municiones y trámites administrativos.

Pero más allá de las cifras oficiales, la verdadera preocupación está en el mercado ilegal. Las armas ingresan al país por vías de contrabando, tráfico transfronterizo y redes irregulares. “Cada vez que hay un crimen, en el 95% de los casos aparece un arma de fuego, y casi siempre, no está registrada”, advierte Sisa.

¿Quién mueve las armas? ¿Quién las controla?

El crecimiento del mercado armamentista en un país que no fabrica armas ni municiones, y donde la importación civil está técnicamente prohibida, revela un sistema con múltiples fisuras. Entre lo legal, lo irregular y lo ilegal, la línea es cada vez más difusa.

“El Estado creó una situación que forzó a muchas personas a abastecerse de armas por vías no oficiales. Y el mercado negro encontró la forma de operar”, señala el especialista.

En este escenario, las preguntas clave siguen sin respuesta clara:
¿Quién mueve las armas? ¿Quién las controla? ¿Hasta cuándo seguirá el negocio creciendo entre prohibiciones?