Cuando Jodie Crews y su hija Isabella paseaban por una playa inglesa, encontraron un curioso objeto que parecía un hueso o un fósil abandonado en la arena. Lo levantaron y se lo llevaron a casa. La mujer de 38 años no imaginó que el “fósil” que recogió en la playa era en realidad una granada de la Segunda Guerra Mundial que más tarde explotó en su cocina.
Intrigada por lo que podría ser el objeto, Crews publicó fotos en un sitio de fósiles y arqueología para ver si alguien sabía de qué se trataba. Una persona le sugirió pinchar el objeto con una aguja caliente para descubrir si se trataba de vómito de ballena, en cuyo caso saldría humo blanco.
La mujer lo hizo, pero al momento de pinchar el supuesto fósil, se convirtió en una bola de fuego. Crews atinó a correr a depositarlo en el fregadero de la cocina mientras su hija de ocho años salió corriendo de la casa para pedir ayuda.
Afortunadamente la explosión del artefacto fue menor y sólo causó algunos daños considerables en la ventana y los muebles de la cocina. Cuando llegaron los bomberos, Crews se enteró de la verdad: lo que explotó en su cocina fue una granada de unos 80 años de antigüedad que se activó cuando la mujer intentó pincharla y, en su lugar, corrió el pasador. Le aconsejaron no consumir agua del grifo porque, con la explosión, algunos químicos de la granada pudieron haber contaminado las tuberías de su casa.
“Me siento muy afortunada de que todo esto que empecé terminara sólo en polvo y humo. ¡Jesús! Y nunca volveré a recoger cosas de la playa desde ahora”, escribió la mujer en su cuenta de Facebook.