Entre Barahona y San Juan no solo ha existido un intercambio económico, deportivo, religioso y de curandería. Papá Livorio (Olivorio Mateo), los Mellizos en San Juan, el Cristo de Olimpia y los Migueletos en Barahona, son las expresiones más relevantes de ese mundo mágico religioso de estas dos provincias en los años 60 y 70 del pasado siglo.
También el delito era objeto de intercambio en esa época, los ladrones se ponían de acuerdo para trasladarse de un lugar a otro y cometer sus fechorías. Los ladrones de San Juan robaban en Barahona y los de Barahona en San Juan. Esto tenía como propósito no ser identificados.
Los dos departamentos de robo de las dotaciones policiales de ambas provincias sureñas tuvieron que desarrollar un plan común de colaboración para apresar los cacos; pero en este proceso el conocimiento y la fraternidad entre policías y delincuentes creó lazos tan fuertes que la torta cambio de posición y color, las reglas cambiaron, se inicio un proceso de corrupción en ambos departamentos.
Así, se llegó al extremo de que los comandantes policiales se intercambiaban los ladrones. La gente de robo de Barahona prestaba los presos para que robaran en San Juan y, San Juan reciprocaba haciendo lo mismo
Así, se llegó al extremo de que los comandantes policiales se intercambiaban los ladrones. La gente de robo de Barahona prestaba los presos para que robaran en San Juan y, San Juan reciprocaba haciendo lo mismo.
En la actualidad, supuestamente en la jefatura de la Policía Nacional están sorprendidos por la existencia de un oficial sicario, Fernando de los Santos (La Soga), buscado por aire, mar y tierra. La acusación que pesa sobre él es haber recibido dinero para matar a dos jóvenes en Santiago de los Caballeros. Además de estos dos jóvenes ¿cuántos más se habrá llevado La Soga entre sus patas en el cumplimiento de su «deber» policial?.
¿Y Juan el loco?. Este era un «eficiente» oficial que a enero del 2009 tenía en su récord personal acreditadas 100 vidas humanas. El mito de Juan el Loco deslumbraba tanto a los jóvenes reclutas que todos querían trabajar con él, por su coraje y puntería. El crimen organizado y el oficio de sicario tienen sus orígenes en la lucha interna de la policía, que data de la época de la Banda Colorá y la confrontación entre los generales Enrique Pérez y Pérez y Rafael Nivar Seijas.
La enzima que ha catalizado de forma preocupante la descomposición de la policía dominicana ha estado marcada por rivalidades, peajes y luchas internas vinculadas a controlar la jefatura y dirección policial con miras al enriquecimiento personal.
Cada jefe policial relevado y no puesto en retiro es una cabeza que opera de forma autónoma con grupo propio. Hoy tenemos un cuerpo policial con setenta cabezas que pone en riesgo la paz y la seguridad ciudadana.
El afán de probar desempeño y eficacia policial ha creado una nueva tipología criminal: Los criminales natos, anti sociales que han dañado históricamente al ciudadano. Los policías criminales que actúan a la sombra del uniforme y, las victimas expiatorias, inocentes acusados para culpar a alguien y cerrar un caso.
Hoy tenemos una policía que usted no sabe si es, ó, no es.
