Cuenta Willie Colón que él tocaba los fines de semana en el local de la Legión Americana, en la 162 a Prospect Avenue. En el piso de arriba en el Ponce Social Club tocaba otro grupo: The New Yorkers. Ambos estaban en esa competida escala de orquestas de $50 y eran rivales. Los New Yorkers tenían un cantante jovencito «jincho, feo y flaco». Se llamaba Héctor Juan Pérez Martínez y era de Ponce más adelante sería llamado Héctor Lavoe, recuerda Colón.
EL ENCUENTRO: Cuando me ofrecieron grabar para el sello Fania no lo podía creer, cuando conocí a Johnny Pacheco lo primero que me dijo fue: hay que buscarte un cantante. Fui con Pacheco a ofrecerle a Lavoe que grabara con nosotros ese primer disco. Lo peor fue que Héctor me contestó bien guapetón: «Yo no quiero grabar contigo man. Ustedes están bien flojos, bien flojos»
Contra todo pronóstico esta mancuerna ha sido una de las más exitosas en el ámbito de la música latina. La prodigiosa voz de Héctor, su carismática personalidad aunado esto a las ansias de superación de Willie Colón que siendo aún adolescente se lanzó desafiante con su sonido estridente y de «caserío» (palabras de Willie) a la Gran Manzana dominada, en ese momento, por verdaderos veteranos. Fue acertada la visión de Johnny Pacheco: dos diamantes en bruto que se tallaron y le dieron a la Salsa un lugar preponderante y trascendental.
DIOS LOS CRÍA Y ELLOS SE JUNTAN.