Miles de habitantes de Porto Alegre, Brasil, estuvieron todo el fin de semana buscando refugio tras las inundaciones sin precedentes que han dejado 79 personas sin vida.
Con el nivel elevado del río en un récord histórico, cerca de 6,000 ciudadanos de la capital del estado de Río Grande do Sul, de una población de 1.3 millones, empacaron lo estrictamente necesario, dejaron sus casas y se transportaron a algunos de los refugios públicos de la ciudad, mientras que otras miles de personas llegaron a casa de familiares o amigos.
En un anexo del estadio del Grêmio, uno de los principales clubes de fútbol de Porto Alegre, sirvió de refugio improvisado por varios días para la familia de Marianete Silva, una empleada doméstica de 49 años, luego de que el barrio donde vivía quedara completamente inundado.
A pesar de la ayuda prestada por los voluntarios, Silva señaló que su hijo tenía bronquitis y que necesitaba salir del estado rápidamente hacia otro sito con mejores atenciones y que se garantice la higiene básica.
“Tenemos que ir a un albergue para tomar un baño… Ya perdimos todo y aún vamos a perder la dignidad“, señaló antes de apuntar que el Ejército había prometido trasladarlos, pero que todavía no lo había hecho después de varias horas de espera.
Entre los voluntarios que prestaron su ayuda en estadio se encontraba Adriano, un camionero de 51 años que observó lo que ocurría por televisión y decidió junto con su familia comprar pan para los afectados.
“Es lo mínimo que podemos hacer… Estamos encontrando a gente hambrienta que lleva dos o tres días sin comer bien”, afirmó con la voz entrecortada por la emoción.
Asimismo, con cuatro de seis estaciones de tratamiento de agua sin funcionar, el 70% de la ciudad carece de suministro de agua potable, por lo que Sabestião Melo, alcalde de la ciudad expresó en una rueda de prensa que “no se puede perder una gota.
Lula visita por segunda vez Rio Grande do Sul
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se trasladó el domingo a Rio Grande do Sul por segunda vez desde que iniciaron las inundaciones hace una semana, prometiendo que no habrá “impedimentos” burocráticos para el envío de ayuda.
El mandatario llegó en compañía de la mayor parte de su Administración, así como presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados, Rodrigo Pacheco y Arthur Lira, quienes prometieron rapidez a la hora de la tramitación de proyectos de ley para atender la crisis.
Asimismo, Lula manifestó que estaba orando para que dejase de llover en estado y marcó como una de sus prioridades la movilización de la sanidad pública para “minimizar el sufrimiento de sus coterráneos, la recuperación de carreteras cortadas, y la vuelta de los niños a sus actividades escolares.
Intensidad de lluvias ha disminuido
Tras diez días de las intensas precipitaciones que equivalen a tres meses enteros en Rio Grande do Sul, las lluvias fueron disminuyendo a lo largo del fin de semana, incluso hubo días soleados.
A la vez que el nivel del río Guaiba se estabilizó el domingo después de superar los cinco metros, y el Ayuntamiento de Porto Alegre estima que se mantenga esa marca en los siguientes dos días.
Pese a que el clima ha mejorado, Eduardo Leite, gobernador de Rio Grande do Sul, alertó que el nivel de los ríos “va a disminuir” y que la cantidad de víctimas pude elevarse “mucho” por los deslizamientos de tierra.
Además de los fallecidos, hay 105 desaparecidos y más de 134,000 desplazados en todo el estado, de acuerdo con el último balance publicado el domingo en la tarde.