En su cuenta en Instagram, donde acumula 132,000 seguidores, Mel Rojas Jr., escribe su nombre de usuario en español y coreano; también colocó en ambas lenguas e inglés el mensaje donde anunciaba el sábado pasado su regreso a la península. Le sobran las razones.
En junio de 2017, entonces con 27 años y ocho temporadas en ligas menores sin nunca ser llamado a la MLB, Mel Rojas Jr., jugaba en la sucursal AAA de los Bravos cuando le comunicaron que lo dejaban libre. Pero rápido llegó una oferta de Corea del Sur, hizo maletas y fortuna entre esa nación y en 2021 saltó a Japón, donde jugó hasta 2022.
Ahora, con 33 años y tras un verano 2023 donde pasó por tres equipos en México y fue dejado libre en dos, Rojas vuelve a empacar equipajes rumbo a la tierra de Hyundai, Kia y LG.
El ambidiestro, sobrino de los hermanos Alou y primo de Moisés, disputaría este viernes su último partido con el Licey a pedido del KT Wiz, que le ha garantizado US$900,000 más incentivos por la temporada 2024.
Con ese conjunto, localizado en Suwon, allí donde nació Samsung y opera un enorme centro de investigación y desarrollo, jugó entre 2017 y 2020 con una línea de .321/.388/.594, 132 jonrones y 409 remolcadas. Se despidió con el premio al MVP.
En Corea del Sur devengó US$4,4 millones, un desempeño que convenció al japonés Hashin Tigers de darle US$5 millones por dos años (2021 y 2022).
Pero no estuvo a la altura con el madero, solo disputó 149 partidos en la NPB con una línea de .220/.302/.395, 17 vuelacercas y 48 remolques.
Héroe del título 23 del Licey en el torneo pasado, en México quedó a deber, pero lo que los coreanos han visto este otoño con los azules los convenció del regreso.