Primero, estabilizar Haití con una fuerza multinacional de paz. Luego, recobrar su institucionalidad. Después, acudir a unos comicios legítimos. Eso está en el plan que una delegación de República Dominicana trae a Europa. Bruselas le pone el hombro, por lo pronto, sin nuevos acuerdos concretos. No obstante, la misión de República Dominicana en pos de mediar en la actual crisis haitiana, se fue satisfecha.
Es imperioso actuar
«Haití no puede seguir en esta situación de crisis multidimensional. Es una amenaza para República Dominicana, sí; pero puede trascender a toda la región y llegar a ser una catástrofe para la comunidad internacional», dice a DW José Julio Gómez, viceministro de Asuntos Exteriores de República Dominicana, resaltando que su país no quiere actuar solamente en defensa propia sino por el desarrollo y la independencia de Haití.
Recuerda también que van ya una decena de infructuosas intervenciones internacionales en el país vecino. Por otro lado, no son pocos los otros países de América Latina que sienten el impacto de los flujos migratorios de haitianos que huyen de su país. «Estamos complacidos de que la Unión Europea siga la línea de Estados Unidos y de que varios países africanos y del Caribe estén dispuestos a apoyar la nueva fuerza de paz aprobada en octubre por la ONU», sigue el viceministro Gómez.
En concreto, desde la ayuda humanitaria europea, se asegura el apoyo a ambos lados de la frontera. Y se insiste en cuidar del comercio transfronterizo. «Los mercados binacionales se crearon con fondos de la cooperación europea», cuenta a DW Andrés Lugo, viceministro administrativo de la Presidencia dominicana. «El lado dominicano ha acogido a miles de haitianos, pero Haití sigue sin abrirlos, por la falta de instituciones», agrega Lugo. Se trata de corredores comerciales de alimentos y medicinas bajo medidas de seguridad reforzadas.
Negociar en Bruselas, mientras se sufre en Haití
Mientras estas conversaciones tenían lugar en Bruselas -y se seguía esperando apoyo para una fuerza multinacional para la paz en Haití-, en el país caribeño, la violencia de las pandillas obligaba a evacuar madres y bebés recién nacidos de un hospital de Puerto Príncipe. «Hay que decir que a República Dominicana, que comparte 351 kilómetros de frontera con Haití, no le conviene su deterioro institucional; todo lo que pasa ahí tiene repercusión en República Dominicana», resalta Lugo.
«Compartimos la isla, somos su principal socio comercial, y sustentamos con nuestro presupuesto parte de los servicios de salud y educación que requiere la población haitiana. Nuestro mercado laboral, en gran parte, es compartido», recalca José Julio Gómez.
Cabe recordar que Haití acaparó titulares después del asesinato del controvertido presidente Jovenel Moïse (en julio de 2021). Desde entonces, no ha hecho más que empeorar. «Aunque el Gobierno de Ariel Henry tiene un problema de legitimidad, apoyamos su iniciativa de crear la fuerza multinacional de paz que -a diferencia de intervenciones militares anteriores- refuerza a la policía haitiana para detener robos, secuestros, asesinatos, violaciones», sigue el viceministro Gómez.
Escaparate de un fracaso internacional
Como sea, después de 30 años de asistencia y apoyo internacional, según analistas, Haití es el escaparate de un fracaso. No obstante, República Dominicana aboga para que la comunidad internacional se involucre: el peso de este fracaso internacional no puede recaer solamente en el vecino de Haití. A pesar de todo, «la Unión Europea sigue cooperando tanto con República Dominicana como con Haití«, dice el viceministro Lugo. Sin embargo, de acuerdo con fuentes europeas, se ha vuelto muy difícil cooperar con Haití, debido a la falta de institucionalidad en el país.
«No tenemos ni somos la solución para Haití. Nos ofrecemos como vía de colaboración y presentamos un plan a corto y mediano plazo, para que, junto a la comunidad internacional, Haití recobre su funcionalidad. Nos vamos complacidos del eco que hemos tenido en Bruselas», concluye el viceministro de Exteriores de República Dominicana.