Con la muerte del revolucionario Raúl Pérez Peña, mejor conocido como Bacho, a los 82 años, la patria pierde un monumento de ser humano.
Era oriundo del Cibao, igual que mi primo Arismendy Almonte (también revolucionario), quien me dio la triste e irrespirable noticia sobre el fallecimiento de Pérez Peña.
Pérez Peña era un guerrillero, dirigente político, periodista y gestor cultural, nació en Santiago de los Caballeros el 20 de junio de 1941, hijo de Raúl Pérez Fernández y Ana Virginia Peña.
Ya el país conoce su historia, después de vivir en varios pueblos del Cibao, se trasladó a la ciudad capital donde cursó el bachillerado, luego se matriculó en la UASD, y es en la alta casa de estudios donde se involucra en actividades conspirativas contra el odioso régimen de Trujillo.
Me entristece ver partir a un ser humano que practicó con el ejemplo, todo lo contrario a los comerciantes y bandidos de la política que conocemos hoy.
“ El revolucionario es aquella persona que se distingue del resto, por sentir, en lo más hondo de su ser, cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo” , Ernesto Che Guevara.
Se nos ha ido para siempre Raúl Pérez Peña, un gigante, pero su ejemplo debemos copilarlo como un verdadero legado revolucionario. Su imagen física, portando su gorra color verde con las siglas del 1J4, siempre la llevaré en mi memoria.
Sigamos trillando el camino que él nos trazó, de esta forma seremos mejores personas y mejores revolucionarios en cada uno de los espacios en los que desarrollemos nuestra práctica social.
Estoy seguro, de que allí en la funeraria donde estará expuesto el cuerpo inerte del revolucionario, los maeños estaremos bien representado por otro hijo de la patria, el camarada Monchy Valerio.
Hasta luego Bacho, tu lucha y sacrificio no fue en vano, tus ideales están latentes en la memoria de miles de dominicanos, que al igual que tu amamos la libertad de los pueblos oprimidos de américa y el mundo.
