Cinco policías resultaron heridos y un joven de 22 años perdió una mano durante disturbios registrados cuando los agentes dispersaron una fiesta clandestina que reunió a unas 1.500 personas en el oeste de Francia, informaron este sábado las autoridades locales.
Más de 400 gendarmes intervinieron durante la noche para impedir la “rave” –fiesta multitudinaria clandestina– en Bretaña, cerca de la localidad de Redon. Según la prefectura, los juerguistas intentaron montar la fiesta en el hipódromo de la localidad.
La fiesta se organizó a pesar del toque de queda vigente a partir de las 11 de la noche, el cual será levantado el domingo debido a la disminución de los casos de coronavirus en Francia.
El prefecto del departamento Ille-et-Vilaine, Emmanuel Berthier, denunció “disturbios de gran violencia”.
Según el prefecto, “1.500 personas” se habían reunido para una fiesta rave en homenaje al joven Steve Maia Caniço, quien murió en Nantes (oeste) hace dos años durante la Fiesta de la Música al caer al río Loira cuando la policía intervino para dispersar una concentración.
Según el prefecto, “los enfrentamientos extremadamente violentos duraron gran parte de la noche, más de siete horas”, y hubo lanzamientos de cócteles molotov, bolas de petanca y bloques de hormigón.
El prefecto consideró que la policía se enfrentó a “gente que tenía un objetivo, pelearse con la policía”.
Los gendarmes impidieron el sábado el acceso a la zona de la fiesta, cerca del hipódromo de Redon, constató un fotógrafo de la AFP.
Decenas de jóvenes se reunieron el sábado, bajo un cielo gris, cerca de la vasta pradera después de haber sido desalojados del lugar, indicó un periodista de la AFP.
“Era la guerra”, comentó Flo, un joven de 22 años.
El ministro del Interior “Gérald Darmanin sigue muy de cerca la situación en Redon. Canceló los actos programados durante su jornada y se está informando regularmente con las autoridades”, dijo su entorno.
Los altercados se produjeron dos días antes de la Fiesta de la Música del 21 de junio, que suele reunir a grandes multitudes.
Este año se celebrará con normas sanitarias para evitar brotes de covid-19, con espectáculos solo con asientos, la prohibición de “conciertos improvisados” en la calle o en bares y restaurantes y la exigencia de tener un pase sanitario en los lugares que acojan a más de 1.000 personas.