Tras una disputa con su madre, un adolescente español cavó una cueva, que puede albergar unas siete personas y cuenta con calefacción y Wi-Fi.
Andrés Cantó detalló recientemente en su cuenta de Twitter que todo comenzó en el 2015, cuando tenía 14 años, y su madre le instó que se cambiara la ropa si quería salir y tras «una pataleta de prepuber», se puso a «darle picazos al bancal». «No manejaba yo muy bien las emociones», bromeó el joven, que actualmente tiene 20 años.
El residente del municipio de La Romana, en la Comunidad Valenciana, explicó este viernes a la CNN que en el campo donde vive «todas las personas mayores tienen cuevas», así que comenzó a cavar «con nada más que un cincel y un martillo».
En el 2018, el joven conoció a Andreu Palomero, que luego se convirtió en su amigo, y le comentó que quería hacer una cueva del agujero de unos 1,2 metros que ya había hecho en el suelo y este no tardó en venir todas las tardes con su motopico.
«Y él muy loco me dice ‘pues yo sí que le veo futuro y tengo un motopico eléctrico que te puedo dejar’. Vino esa misma tarde con el pico eléctrico grande con el que empezamos a cavar los 2 metros que nos faltaban para llegar a la primera habitación que hay hoy», explicó Cantó.
Tras 6 años de trabajo y usando un sistema de poleas casero, el joven creó la cueva, que tiene unos 7 metros cuadrados y puede albergar «unas 7 personas, como mucho», según sus propios cálculos. Además, está equipada con luz, calefacción, Wi-Fi e incluso un equipo de música con casetes.
Cantó reveló que planea este año terminar su habitación en la cueva. «Me tienen aquí como el loco que cada vez que se enoja viene y cava una habitación», comentó a la CNN, pero admitió que la cueva le «ha servido de psicólogo».