El ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Mohammad Javad Zarif, ha calificado este lunes de «crimen de guerra» y de forma de «terrorismo nuclear» el incidente eléctrico ocurrido el domingo en la instalación nuclear de Natanz, al tiempo que ha responsabilizado a Israel del mismo y ha defendido el derecho de su país a defenderse.
En una carta dirigida al secretario general de la ONU, António Guterres, Zarif también insta a EE.UU. a poner fin al «terrorismo económico» contra su país y a levantar todas las sanciones impuestas contra la República Islámica desde la adopción del Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA, por sus siglas en inglés).
«Sabotaje peligroso e imprudente»
En su denuncia del «sabotaje peligroso e imprudente» en la red de distribución eléctrica de la planta de Natanz, que provocó un apagón y la interrupción de las operaciones, el canciller iraní enfatiza que «el ataque deliberado a una instalación nuclear protegida sumamente sensible, con un alto riesgo de liberación potencial de material radiactivo, constituye un terrorismo nuclear criminal imprudente».
En este sentido, aseguró que quienes «planearon, ordenaron, participaron y ejecutaron este cobarde acto» cometieron «un grave crimen de guerra», que no debe quedar impune, teniendo en cuenta sus posibles «consecuencias humanas y ambientales». De la misma forma, cualquier potencia «con conocimiento o aquiescencia» de este acto también debe «rendir cuentas como cómplice de este crimen de guerra», subrayó.
Aunque puntualizó que Irán «se abstiene de emitir un juicio final» sobre los culpables mientras se lleva a cabo una investigación del sabotaje y sus perpetradores, Zarif recordó que varios funcionarios israelíes han amenazado en los últimos meses «pública y abiertamente» con llevar a cabo este tipo de operaciones «para evitar la restauración del JCPOA». Asímismo, recordó que muchos medios de comunicación israelíes y occidentales «confirmaron tácitamente» e incluso se jactaron de «la complicidad» de Israel «en este último acto terrorista».
Asimismo, apuntó que desde el arranque de las negociaciones del acuerdo nuclear, «el régimen israelí no ha perdido la oportunidad de torpedear las negociaciones» y que tras su adopción no ha escatimado esfuerzos «para evitar su implementación exitosa», así como su restauración después de las recientes elecciones estadounidenses. Zarif también hizo hincapié en «el largo historial del régimen israelí en operaciones de sabotaje» contra las actividades nucleares realizadas por Teherán «con fines pacíficos», por lo que instó a la comunidad internacional a «condenar enérgicamente» este último acto de «terrorismo nuclear» y a responsabilizar a los culpables y a sus cómplices.
El ministro señaló que la República Islámica se reserva el derecho a tomar todas las medidas necesarias para proteger y defender a sus ciudadanos, sus intereses y sus instalaciones «contra cualquier acto terrorista o perturbador», al tiempo que prometió que este último «acto cobarde de terrorismo nuclear» solo fortalecerá su determinación de avanzar y reemplazar «todas las centrifugadoras dañadas por máquinas aún más avanzadas y sofisticadas». «Hasta los criminales más locos finalmente —y pronto— se darán cuenta de que nunca deben amenazar a los iraníes», aseveró.
Mensaje a EE.UU.
Por otro lado, el diplomático advirtió que, si EE.UU. quiere evitar «las drásticas consecuencias de las tonterías de sus títeres terroristas«, debe «dejar de considerar medidas ilegales, ya sea el terrorismo económico perpetrado por Trump (y continuado por la actual administración de EE.UU.) o el reciente terrorismo nuclear, como palanca de negociación y eliminar todas las sanciones impuestas, reimpuestas o re-etiquetadas desde la adopción del JCPOA».
De cumplir con estas demandas —y después de la «verificación oportuna de lo antes mencionado»— Teherán revocará todas las medidas de respuesta, que tras este último «sabotaje terrorista» darán un «salto significativo», aseveró Zarif.