23 de noviembre de 2024

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Hallaron un meteorito con «compuestos orgánicos extraterrestres”

La noche del 16 de enero de 2018 una bola de fuego iluminó el cielo de sobre el Medio Oeste y Ontario (en Canadá) antes de caer sobre un lago congelado en Michigan (Estados Unidos). Era un meteorito, que fue recolectado y estudiado por los científicos de la Universidad de Chicago. Más de dos años después, los hallazgos en la roca señalan la presencia de “compuestos orgánicos extraterrestres” que podrían dar indicios sobre cómo se inició la vida en el planeta Tierra.

Este meteorito es especial porque cayó sobre un lago congelado y se recuperó rápidamente. Era muy prístino. Pudimos ver que los minerales no estaban muy alterados y luego descubrimos que contenía un rico inventario de compuestos orgánicos extraterrestres”, afirma Philipp Heck, curador del Field Museum, profesor asociado de la Universidad de Chicago y autor principal del artículo publicado en la revista ‘Meteoritics & Planetary Science’.

Para rastrearlo, los cazadores de meteoritos utilizaron un radar meteorológico que señaló el lugar donde aterrizaron las piezas de roca cósmica y después de una exhaustiva búsqueda que duró dos días, pudieron recolectar los restos del meteorito antes de que su composición química cambiara por la exposición al agua líquida.

Imagen fija del video de seguridad de la bola de fuego de Hamburgo grabada desde Toledo OH. Crédito de la imagen: T. Masterson

El tiempo fue vital, porque al poder estudiar el meteorito con sus componentes inalterados, les permitió a los científicos entender cómo son estas rocas cuando todavía están en el espacio exterior, incluyendo los compuestos orgánicos que pueden tener en ellas.

“Este tipo de compuestos orgánicos probablemente fueron entregados a la Tierra primitiva por meteoritos y podrían haber contribuido a los ingredientes de la vida”, agrega Heck.

Se le denomina meteorito a las rocas espaciales que han caído a la tierra y que muchas veces son fragmentos de asteroides que chocan en el espacio exterior. Esos trozos de roca, cuando continúan flotando en el espacio, se les llama meteroides, y en su camino pueden atravesarse con lunas o planetas.

Cuando un meteroide entra en la atmósfera de la Tierra y puede ser visto como una bola de fuego en el cielo o una ‘estrella fugaz’ adquiere el nombre de meteoro, y cuando sus partes sobreviven ese viaje por la atmósfera hasta caer en la tierra, se llaman meteoritos.

Arriba: el meteorito diseccionado. Abajo: Imagen de microscopio electrónico retrodispersado. Fuente: wileyonlinelibrary.com

El hallazgo del meteorito que calló sobre Michigan en 2018 fue un logro del cazador de meteoritos Robert Ward, quien encontró la primera pieza en la superficie congelada del Strawberry Lake, cerca del municipio de Hamburgo.

Para hacerlo usó el radar meteorológico de la NASA, el cual está destinado a detectar granizo y lluvia. Los trozos del meteorito en cuestión estaban dentro de ese rango de tamaño cuando hicieron su viaje aquella noche de enero, lo que permitió que fueran rastreados por el radar meteorológico y su lugar de aterrizaje determinado con rapidez.

Ward, junto con Terry Bourdreaux, otro cazametoritos, donaron los restos encontrados al Fiel Museum, donde Heck y Jenni Greer, una estudiante de posgrado en la Universidad de Chicago, comenzaron a estudiarlo.

«Mapa de calor» de densidad de la intensidad de las observaciones de bolas de fuego informadas y la trayectoria calculada de la bola de fuego. Los marcadores verdes y rojos muestran el inicio y el final de la bola de fuego observada, respectivamente. Cortesía de la American Meteor Society.

«Cuando el meteorito llegó al campo, pasé todo el fin de semana analizándolo, porque estaba muy emocionado de saber qué tipo de meteorito era y qué había en él (…) “Con cada meteorito que cae, existe la posibilidad de que haya algo completamente nuevo y totalmente inesperado”, afirmó Greer.

Y lo que encontraron fue cada vez más sorprendente pues el meteorito era una “condrita H4” un tipo muy raro de meteorito que representa solamente el 4% de todos los que caen a la tierra. Pero lo más particular del meteorito de Hamburgo fue la rapidez con que se recogió y el nivel de detalle al que se pudo analizar.

Este meteorito muestra una gran diversidad de compuestos orgánicos, en el sentido de que si alguien estuviera interesado en estudiar compuestos orgánicos, normalmente este no es el tipo de meteorito que pediría mirar”, dice Greer.

La científica explica que al ser un descubrimiento tan emocionante muchos científicos quisieron aplicar su propia técnica para analizarlo, por lo que la información y los datos recopilados terminaron siendo inusualmente completos para este tipo de meteoritos.

“Aprendes mucho más sobre un meteorito cuando pruebas diferentes piezas. Es como si tuvieras una pizza suprema, si solo miras una pequeña sección, podrías pensar que es solo pepperoni, pero puede haber hongos o pimientos en otro lugar”, dice Greer.

Recopilación de todas las firmas de radar de la caída de meteoritos de Hamburgo (polígonos gris / azul en el centro), que describen una firma alargada de meteoritos que caen. Coordenadas de la caída: 42 ° 26.82’N, 83 ° 50.5’W (posiciones de la American Meteor Society; crédito de la imagen: Apple Maps)

El meteorito de Hamburgo no contiene ningún extraterrestre, para decepción de algunos entusiastas, pero sí compuestos orgánicos -como el carbono- sin los que la vida en la Tierra no sería posible.

Esto es importante porque todavía no hay un consenso sobre cómo esos compuestos orgánicos responsables de lo que llamamos ‘vida’ llegaron aquí; una teoría es que lo hicieron viajando en meteoritos.

“A los científicos que estudian los meteoritos y el espacio a veces se les pregunta si alguna vez ves signos de vida. Y yo siempre respondo, sí, todos los meteoritos están llenos de vida, pero la vida terrestre”, dice Heck.

Una bola de meteoro surcando el cielo de México.

Y agrega: “Tan pronto como la cosa aterriza, se cubre de microbios y vida de la Tierra. Tenemos meteoritos con líquenes creciendo en ellos. Por lo tanto, el hecho de que este meteorito se haya recolectado tan rápido después de su caída, y que haya aterrizado en el hielo en lugar de en la suciedad, ayudó a mantenerla más limpia”.

Los científicos muestran gran expectativa por la repetición de un fenómeno similar el próximo otoño y desde ya se preparan para rastrear y cazar con rapidez un nuevo meteoro que entre en la atmósfera de la Tierra, para así seguir analizando y descubriendo los orígenes de la vida en nuestro planeta.