Una reciente patrulla aérea de las Fuerzas Armadas de Filipinas ha captado numerosos barcos chinos alrededor de las disputadas islas Spratly, ubicadas en el mar de la China Meridional.
En el video compartido por los militares se aprecian supuestamente más de 200 embarcaciones esparcidas por varios arrecifes, algunos de ellas amarradas en grupos de hasta siete una al lado de la otra.
Tras la protesta de Manila por la presencia de las naves en la zona, Pekín declaró que se trataba de barcos de pesca que simplemente «se estaban refugiando del viento», según la portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Hua Chunying. A su vez, Filipinas considera que pertenecen a la denominada milicia marítima de China, acusada con frecuencia de realizar operaciones militares encubiertas en la zona.
Por otro lado, el Ejército filipino anunció el jueves que había documentado estructuras construidas ilegalmente en un atolón de las islas, cerca de las áreas donde se habían concentrado las embarcaciones. Las estructuras fueron descubiertas el 30 de marzo durante una patrulla para monitorear de cerca las actividades de los barcos chinos.
«Estas construcciones y otras actividades, económicas o de otro tipo, son perjudiciales para la paz, el orden y la seguridad de nuestras aguas territoriales», aseguró el teniente general filipino Cirilito Sobejana, quien calificó las estructuras de «ilegales», sin precisar quién las erigió.
Zona en disputa
El mar de la China Meridional ha sido una fuente constante de tensión durante años al ser objeto de reclamaciones territoriales y marítimas de múltiples actores: China, Vietnam, Filipinas, Taiwán, Malasia, Indonesia y Brunei. La región, rica en recursos y una importante vía internacional por la que pasan billones de dólares en tráfico marítimo cada año, también ha sido escenario de las llamadas misiones de «libertad de navegación» organizadas por Washington.
Pekín está construyendo islas artificiales y desplegando infraestructura militar en los archipiélagos de Spratly y Paracelso para consolidar su dominio sobre ellos, pese a las protestas de sus vecinos y EE.UU., que temen la creciente influencia del gigante asiático en la región.