Marzo ha sido de lejos el peor mes de la pandemia en Brasil, con más de 66.000 muertos, y los expertos prevén en abril otro mes trágico, con los hospitales saturados y en ocasiones obligados a elegir quién recibe atención.
Desde el 1 hasta el 31 de marzo se registraron 66.573 víctimas fatales de covid, más del doble de las 32.881 de julio de 2020, hasta ahora el mes más letal.
Este miércoles se registró además un récord diario: 3.869 decesos en las últimas 24 horas, lo que eleva el total a 321.515 muertes desde el primer fallecido un año atrás, cifra superada solo por Estados Unidos. El promedio de siete días, que crece casi sin parar desde febrero, es de 2.976, más del cuádruple que a inicios de año.
En las últimas 24 horas también se registraron 90.638 nuevos casos de infectados, según el informe publicado por el Consejo Nacional de Secretarios de Salud de Brasil (Conass) este miércoles por la tarde.
Del 21 al 27 de marzo se registró también la semana con más casos (casi 540.000), lo cual significa que seguramente de aquí a dos semanas más personas precisarán ser internadas. Desde el inicio de la pandemia, hubo 12.748.747 contagiados en este país de 212 millones de habitantes.
Personal médico trabaja el 21 de marzo de 2021 en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del hospital de Clínicas, en Porto Alegre (Brasil). EFE/ Marcelo Oliveira
“Nunca un solo acontecimiento provocó tantos muertos en treinta días en la historia de Brasil”, dijo a la AFP el médico Miguel Nicolelis, ex coordinador del Comité Científico formado por los estados del nordeste para enfrentar la pandemia. “Estamos en el peor momento, con el mayor número de muertes y de casos, lo cual indica que abril será todavía muy malo”, señaló por su parte la epidemióloga Ethel Maciel, profesora de la Universidad Federal de Espirito Santo (UFES).
Pero los hospitales ya están saturados: 18 de los 27 estados brasileños tienen más del 90% de sus camas de unidades de cuidados intensivos (UCI) para covid-19 ocupadas y otros siete registran una ocupación de 84% a 89%, según el último boletín de la Fundación Fiocruz.
Varios estados empezaron a adoptar protocolos para adjudicar las camas disponibles a los pacientes con más chances de sobrevivir. “Hemos llegado a una situación muy trágica, parecida a lo que ocurrió en Italia” a inicios del año pasado, dijo Maciel.
Al menos 230 personas con covid o con sospecha de tener el virus fallecieron en marzo esperando cama en alguna UCI de la región metropolitana de San Pablo, la capital económica del país, según un informe de TV Globo.
El temor aumenta con la aproximación del invierno austral, cuando hay mayor demanda de internaciones debido a otras enfermedades respiratorias. “Podemos tener una confluencia de esas demandas con índices muy altos de covid, provocando una tormenta perfecta” en el sistema sanitario, sostuvo Nicolelis. “La pandemia está totalmente fuera de control y la posibilidad de llegar a 4.000 muertes por día es muy real a partir de esta semana. Y la perspectiva de alcanzar medio millón de muertos en julio ya es plausible”, añadió.
Decenas de personas caminan en una concurrida vía comercial en el centro de San Pablo (Brasil). EFE/ Sebastiao Moreira/Archivo
Movilidad social, nuevas variantes
La caótica gestión de la pandemia provocó este mes la salida del ministro de Salud, un militar sin experiencia en esa área, reemplazado por el cardiólogo Marcelo Queiroga, el cuarto titular del cargo en un año. Tras la primera reunión del comité conformado recientemente por el gobierno y el Congreso para combatir la pandemia, Queiroga pidió este miércoles a los brasileños que usen máscara y “mantengan el aislamiento” durante los feriados de Semana Santa.
Pero el presidente Jair Bolsonaro, que desde el inicio menospreció la gravedad de la enfermedad y promovió aglomeraciones sin tapabocas, volvió a criticar las medidas de aislamiento social, por sus efectos negativos en la economía. “No es quedándonos en casa como vamos a solucionar este problema”, afirmó el mandatario, a contramano de los líderes del Congreso y de su propio ministro.
Los confinamientos en Brasil siempre fueron parciales y poco respetados. Algunos estados, como San Pablo y Rio de Janeiro, decretaron este mes feriados prolongados, pero la medida puede resultar contraproducente dado el alto número de personas que decidieron viajar.
La movilidad social acrecienta además el riesgo de nuevas variantes del virus, más contagiosas, como las que ya surgieron en el Reino Unido, Sudáfrica y el propio Brasil.
“Eso no es solo una amenaza para Brasil, es una amenaza para todo el mundo”, afirmó Nicolelis. El colapso hospitalario coloca a Brasil “a la vera de un colapso funerario”, advirtió. “En ciudades como San Pablo y Porto Alegre (sur) hay filas para los entierros, filas para los registros de decesos y dificultades para conseguir féretros”.
Una familia despide a un familiar durante un entierro el 24 de marzo de 2021 en el cementerio Vila Formosa, en San Pablo (Brasil). EFE/ Fernando Bizerra
Vacunación incipiente
La vacunación, entre tanto, avanza a pasos lentos. Hasta ahora, cerca de un 8% de la población fue vacunada con la primera dosis y 2,3% está completamente inmunizada con alguna de las dos vacunas disponibles en el país, la china CoronaVac y la sueco-británica de AstraZeneca.
Y a la crisis sanitaria se suma la económica, con un 14,2% de desempleo. Un tercio de la población logró sobrevivir el año pasado con subsidios, que se interrumpieron en enero y recomenzarán en abril, con valores reducidos.