Uno de los programas del canal español Telecinco ha recibido este martes una carta remitida por una mujer que presume de llevar 27 años estafando a personas. Sus víctimas son tantas que no habría tiempo de entrevistarlas a todas en el mencionado espacio televisivo.
La remitente de la carta no miente, de acuerdo con las autoridades españolas, que la conocen bien. Tanto es así que cuando la Guardia Civil dio cuenta de su último arresto, hace ya un mes –por una estafa piramidal de más de cuatro millones de euros–, la describió como una «estafadora histórica» y le atribuyó delitos de apropiación indebida, blanqueo de capitales, falsedad documental y pertenencia a organización criminal.
La falsa hija del rey emérito manda una carta desde prisión a Ana Rosa: «No tienes programas para entrevistar a todas las personas que he estafado» #AR2Mhttps://t.co/RihNwJvRd5— El programa de Ana Rosa (@elprogramadear) March 2, 2021
Tal como ella misma reconoce, a lo largo de más de dos décadas se ha hecho pasar en múltiples ocasiones por la hija ilegítima del dictador Francisco Franco o del rey emérito Juan Carlos I, y ha contado estrambóticas mentiras para involucrar a sus víctimas en inversiones falsas, para venderles inmuebles ficticios o para obtener mediante otras argucias.
«No tendrías suficientes programas para entrevistar a todas las personas que he estafado», escribe jactanciosa la delincuente en su misiva.
«Gran poder de convicción»
Su nombre real es Ana María Bea Jiménez, pero al personaje en el que se convertía para ejecutar sus estafas decidió ponerle un nombre algo más aristocrático: María de las Mercedes. Además, contaba con otra circunstancia que jugaba a su favor en la manipulación emocional de sus potenciales víctimas: una meningitis sufrida durante la infancia la mantiene desde entonces realmente postrada en una silla de ruedas.
«Se ganaba el aprecio y la compasión de sus amigos y conocidos para captar a sus víctimas, a los que les contaba que es heredera de grandes fortunas», escribe la Guardia Civil.
«Lo único que hay de verdad en mis estafas es mi minusvalía, que es de un 99% y lo tengo acreditado», escribe por su parte la estafadora, en su reciente carta a la televisión.
Varios fallos judiciales citados por la prensa local de Navarra, su provincia natal, también coinciden en señalar que Bea Jiménez ha utilizado esta minusvalía para «conseguir el afecto inmediato» de las personas a las que se disponía a engañar y que manejaba sus sentimientos «con notable habilidad» hasta hacerles caer en sus trampas.
Ya en 1998, cuando contaba aún con pocos años de experiencia delictiva, el fiscal de una de sus primeras causas destacó el «falaz ingenio y gran poder de convicción» del que ya por entonces hacía gala la estafadora.
Demostró buena vista aquel fiscal: los engaños de los que ha sido capaz en los años siguientes parecen sacados de guiones de películas.
Atractivas inversiones en bolsa, engaños en joyerías y estafas inmobiliarias «increíbles»
En aquel proceso judicial de 1998 le cayeron cuatro años de prisión por estafar más de 50.000 euros a varias personas.
Acompañada por un tío suyo, por entonces octogenario, se dedicó a aparentar en su entorno, por varias localidades en Navarra y en Zaragoza, que ambos gozaban de buena posición económica gracias a importantes contactos en el mundo de las finanzas: en concreto, su tío aseguraba ser un alto mando militar retirado con acceso a una zona restringida de la bolsa. Tal como ella confesó en el juicio, con esta historia lograron que varias personas accedieran a invertir. O, más exactamente, a entregarles sumas de dinero para inversiones que jamás se realizarían.
Tal como señala la sentencia de aquel caso, las víctimas se animaban a invertir bajo la promesa de beneficios «tan fabulosos y desorbitados» que hacían «prácticamente increíble el engaño». Sin embargo, el mencionado poder de convicción de ‘María de las Mercedes’ lo hacía posible.
Ocho años después, recibió su segunda condena, en Santander (Cantabria). Según los hechos que reconoció durante el juicio, y por los que asumió una pena de dos años de cárcel, se presentaba como abogada, futura jueza, e hija ilegítima de Juan Carlos I, que todavía reinaba en España.
Bajo esta falsa identidad, procedió a la contratación de una serie de personas para conformar a su alrededor un séquito de sirvientes que dieran a su vida una apariencia aristocrática y de gran solvencia económica.
Así, contrató a una persona para cuidar a su tío, que esta vez era un «mutilado de guerra»; a un taxista, a su esposa y a la hija de ambos para tareas domésticas; a tres chóferes (uno exclusivamente para fines de semana) y a otras dos mujeres para labores del hogar.
No sólo no pagó en ningún caso las cantidades estipuladas en los contratos, sino que muchos de estos supuestos empleados se vieron arrastrados por sus hábiles engaños, participando ingenuamente en sus falsas operaciones financieras o entregándole dinero en préstamos de miles de euros que jamás recuperarían.
Su última caída ante la justicia: la ‘operación Oportunidad 2000′
Este ‘modus operandi’ articulado para fingir su alta posición social se ha repetido como uno de los elementos de la estafa desmantelada el mes pasado, que consistía en vender inmuebles ficticios desde su nuevo cuartel de operaciones: un bufete de abogados que hacía de tapadera en la localidad costera de Guardamar del Segura (Alicante) .
Desde allí, tal como detalla la Guardia Civil, la organización criminal extendía sus tentáculos por otras poblaciones alicantinas y por otros territorios como Madrid, Barcelona o Tarragona, e incluso Suecia o la República Checa.
La estafa era sencilla y sólo estaba al alcance de una experimentada y hábil embustera como Ana María Bea Jiménez –que esta vez tampoco renunció a presentarse como hija no reconocida de Franco o de Juan Carlos I-: se localizaban en internet inmuebles en venta y se ofrecían a sus víctimas a precios que apenas alcanzaban un 20% de su valor real en el mercado.
Los interesados en la supuesta compra debían abonar inmediatamente, y en efectivo, el importe requerido, que casi siempre oscilaba entre 25.000 y 40.000 euros, «sin siquiera visitar la propiedad», según destaca la Guardia Civil. Las víctimas entregaban esa cantidad con la palabra de ‘María de las Mercedes’ como único aval.
Una vez que los estafadores recibían el dinero, formalizaban una reserva auténtica de la vivienda con la inmobiliaria, para paralizar así su venta en el mercado real y seguían ofreciendo el mismo inmueble a más potenciales víctimas.
«Cuando los autores de la estafa cobraban, la adquisición del inmueble no se materializaba, y desaparecían sin devolver a la víctima lo que les había pagado», explica la Guardia Civil, que subraya que en todo momento los miembros de esta organización delictiva «empleaban identidades ficticias o usurpadas a terceros para cometer los diferentes delitos».
En esta ocasión, tal como había hecho años antes, Bea Jiménez también engañó a algunos de sus empleados, que llegaron a solicitar préstamos bancarios para poder acceder a las gangas inmobiliarias que ofrecían la estafadora y sus secuaces.
En paralelo, durante los últimos meses, la detenida también cometió algunas estafas en joyerías, en las que se presentaba diciendo que era «heredera de grandes fortunas». En uno de estos establecimientos dejó una deuda de 20.000 euros.
Los miembros de la organización encabezada por Bea Jiménez se instalaron en viviendas de lujo por toda la provincia de Alicante, que protegieron con fuertes dispositivos de seguridad y vigilancia, que incluían perros de razas potencialmente peligrosas.
En ocho de los registros practicados por los agentes de la Guardia Civil en el marco de la operación Oportunidad 2000, se intervinieron 60.000 euros en efectivo, piezas de alta joyería valoradas en 50.000 euros, dos vehículos de alta gama y gran cantidad de aparatos tecnológicos.
También fueron intervenidas y bloqueadas 10 cuentas bancarias utilizadas por el grupo organizado para blanquear los beneficios. Los investigadores estiman que, en los ocho meses que comprende la actividad delictiva analizada, los implicados habrían blanqueado en torno a un millón y medio de euros.
Otras nueve personas han sido detenidas aparte de Ana María Bea Jiménez. Todas están acusadas de apropiación indebida, blanqueo de capitales, falsedad documental y pertenencia a organización criminal. Seis de ellas, incluida la «estafadora histórica», están ya en prisión provisional. Las otras cuatro quedaron en libertad, pero siguen imputadas en la causa.