Fuerzas de seguridad de Myanmar abrieron fuego y realizaron múltiples arrestos el domingo en su intento por dispersar las protestas contra el golpe militar, y la ONU indicó que cuenta con “información creíble” de que al menos 18 personas murieron y otras 30 resultaron heridas.
La cifra sería el total más elevado de víctimas para un solo día entre los manifestantes que exigen que se restituya el gobierno electo de Aung San Suu Kyi después de que fuera destituida el 1 de febrero en un golpe de Estado. Se cree que el domingo fueron detenidas unas 1.000 personas.
“Las muertes presuntamente ocurrieron como resultado de los disparos efectuados hacia las multitudes en Yangón, Dawei, Mandalay, Myeik, Bago y Pakokky”, señaló la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en un comunicado, en el cual mencionó distintas ciudades, y añadió que las tropas también utilizaron gases lacrimógenos y granadas aturdidoras.
Un periodista de The Associated Press fue detenido el sábado en la mañana mientras cubría las protestas. El reportero, Thein Zaw, continúa bajo custodia de la policía.
La AP solicitó su liberación inmediata.
“Se debe permitir a los periodistas independientes reportar libremente y con seguridad las noticias sin temor a represalias. La AP condena en los términos más firmes la detención arbitraria de Thein Zaw”, dijo Ian Phillips, vicepresidente de noticias internacionales de la agencia noticiosa. El Club de Corresponsales Extranjeros de Myanmar también condenó el arresto.
La Democratic Voice of Burma reportó que hasta las 5 de la tarde de Myanmar había 19 muertes confirmadas en nueve ciudades, y otros 10 decesos por confirmar. La compañía noticiosa independiente transmite en televisión satelital y digital, además de por internet.
DVB contó cinco muertes en Yangón, la ciudad más grande del país, y dos en Mandalay, la segunda urbe de mayor tamaño.
Además, registró cinco fallecimientos en Dawei, una ciudad mucho más pequeña en el sureste de Myanmar en la que decenas de miles de manifestantes han protestado casi todos los días después del golpe. Testigos indicaron que la marcha del domingo también fue multitudinaria y que sus participantes estaban decididos a no ser dispersados.
La labor de confirmar la muerte de manifestantes ha sido complicada en medio del caos y la falta general de noticias de fuentes oficiales, en particular en áreas fuera de Yangón, Mandalay y la capital, Naipyidó. Pero en muchos casos, las fotos y videos que circulan muestran las circunstancias de los asesinatos e imágenes explícitas de los cadáveres.
La Asociación de Asistencia a Presos Políticos, un órgano independiente, reportó que estaba al tanto de la detención de unas 1.000 personas el domingo, de las cuales pudo identificar a 270. Dicha cantidad elevó a 1.132 el número miembros confirmados del grupo que han sido arrestados, acusados o sentenciados desde que se llevó a cabo el golpe de Estado.
Se reportaron disparos casi tan pronto como comenzaron las protestas del domingo en Yangón, y la policía arrojó gases lacrimógenos y agua para intentar despejar las calles. En las redes sociales circularon imágenes de cartuchos percutidos de fusiles de asalto.
El secretario general de la ONU António Guterres condenó firmemente la represión, diciendo que el uso de fuerza letal contra manifestantes pacíficos y los arrestos arbitrarios son “inaceptables”, dijo el portavoz Stephane Dujarric. También expresó su preocupación por el incremento en el número de fallecidos y heridos.
“El secretario general exhorta a la comunidad internacional a unirse y enviar una señal clara a las fuerzas armadas de que deben respetar la voluntad del pueblo de Myanmar expresada a través de los comicios y detener la represión’, afirmó Dujarric.
Funcionarios estadounidenses, incluyendo el secretario de Estado Antony Blinken, también condenaron la violencia. Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, emitió un comunicado en el que dijo que Washington está “preocupado” por la violencia y se solidariza con el pueblo de Myanmar, que continúa expresando ‘valientemente sus aspiraciones para que haya democracia, respeto al estado de derecho, y respeto a los derechos humanos’.