La cuarentena en hoteles asignados por el Gobierno británico empezó este lunes para los viajeros de los países incluidos en la “lista roja”, el mismo día en que el Reino Unido inició una nueva etapa en el programa de inmunización contra la covid-19, con la vacunación de los mayores de 65 años.
La cuarentena en hoteles ha comenzado a aplicarse para los británicos, irlandeses y los residentes en el Reino Unido que entren en Inglaterra y que en los últimos diez días hayan estado en alguno de los 33 países que integran la “lista roja”, que incluye a toda Sudamérica, Panamá y Portugal.
El objetivo es reforzar las fronteras ante la aparición de nuevas variantes del coronavirus, como la sudafricana y la brasileña, ante la inquietud de que las vacunas sean menos efectivas con esas cepas.
Los viajeros de países en riesgo que llegaron hoy a los principales aeropuertos de Inglaterra, entre ellos Heathrow y Gatwick, fueron conducidos en autobuses a los hoteles designados por el Gobierno para hacer la cuarentena obligatoria de 10 días.
Como parte de este programa, los pasajeros deberán hacerse cargo del coste, fijado en 1.750 libras (2.000 euros, 2.400 dólares) por persona, mientras que son 16 los hoteles asignados, con 4.962 habitaciones, según el ministerio de Sanidad.
Una mujer saluda desde una habitación del hotel Radisson Blu Hotel en el Aeropuerto Heathrow de Londres (Reuters)
Los afectados no podrán salir de sus habitaciones y habrá vigilancia para asegurar que cumplen con las medidas. Quienes se nieguen a realizar la cuarentena en los hoteles pueden afrontar una multa de hasta 10.000 libras (11.300 euros). Y mentir en el formulario de llegada ocultando haber estado en un país de la “lista roja” supone una pena de prisión de hasta 10 años.
Problemas económicos para viajeros
“No puede ser fácil para ellos estar encerrados en una habitación 10 días, sin ir a ningún lado, así que realizamos comprobaciones, nos aseguramos de que están bien”, explica Charlie Islam-Harry, directora del Hotel St Giles, junto al aeropuerto londinense de Heathrow, que espera formar parte del programa.
En su recepción, una cámara térmica capta si el recién llegado tiene fiebre, hay desinfectante de manos junto a los ascensores y se realiza un protocolo especial de limpieza.
Test de COVID-19 en el aeropuerto londinense
Pero “en un momento donde todos estamos muy cortitos de trabajo”, el coste es inaccesible para muchos como la colombiana Mariana Aristizábal, que pagó 500 libras por un billete de ida y vuelta para ir a ver a su familia en diciembre, y debía regresar en los próximos días. “Teniendo en cuenta los costos de la nueva cuarentena es absolutamente imposible”, dice desde Bogotá esta actriz y directora de 30 años que lleva cinco viviendo en Londres. “Es frustrante”, añadió.
También para Santiago Peluffo, en una situación similar en Buenos Aires. “Yo no puedo pagar 1.750 libras de hotel cuando tengo mi propia casa en Londres”, dice este escritor argentino de 35 años, residente en el Reino Unido desde 2012. Se pregunta, indignado, “la razón por la cual la prohibición corre para todo el continente” cuando países como Argentina tienen cada vez menos casos. Y denuncia “discriminación”, geográfica y económica.
Avance de medidas
Estas normas corresponden a Inglaterra, pero el Gobierno ha indicado que trabaja con las autoridades autonómicas de las otras regiones para que apliquen reglas similares.
El ministro de Sanidad, Matt Hancock, declaró este lunes a la emisora Times Radio que este sistema ha empezado “sin contratiempos” desde que entró en vigor esta madrugada a las 4 GMT. “Con la aparición de nuevas variantes hay que ir más lejos (en las medidas). Las reglas que entran hoy en vigor reforzarán el sistema de cuarentena y aportarán otro nivel de seguridad en las fronteras contra las nuevas cepas”, añadió.
Desde este lunes también, el Reino Unido pide otras dos pruebas de covid-19 a la que ya se exige a todas las personas antes de iniciar el viaje a este país, donde, además, están obligados a cumplir con una cuarentena de 10 días, en sus domicilios o donde están alojados.
Se trata de una primera prueba en el segundo día de sus diez días de cuarentena y la segunda en el octavo día. Los que hacen la cuarentena en los hoteles, también deben hacerse estos dos test.
Continúa la vacunación
Estas medidas se aplican mientras avanza el plan de inmunización en el Reino Unido, donde más de 15 millones de personas han recibido la primera de las dos dosis de la vacuna contra la covid-19, ya sea la de Pfizer/BioNTech o la de Oxford/AstraZeneca.
Desde este lunes, ese programa entró en una nueva etapa al empezar con la vacunación de los mayores de 65 años, después de que los cuatro grupos más vulnerables hayan recibido la primera dosis.
Campaña de vacunación (Reuters)
Los expertos y las autoridades sanitarias han establecido una primera fase integrada por nueve grupos, considerados los más vulnerables ante la covid-19, y espera que todos los que están en esta fase –mayores de 50 años– hayan recibido al menos la primera inyección para finales del próximo mes de abril.
Según los últimos datos, otras 258 personas murieron el domingo, día en que se registraron nuevos 10.972 casos positivos de coronavirus.
Evalúan el impacto de la campaña
El ministro de Sanidad admitió a la cadena Sky News que aún no hay datos disponibles para saber el impacto del programa de vacunación en la reducción de enfermos graves y muertes.
En los cuatro primeros grupos de la fase uno están los mayores de 70 años, los ancianos que viven en residencias, el personal sanitario que les atiende, y todos los que tienen algún problema de salud que les hace vulnerables a la covid.
El primer ministro británico, Boris Johnson, dijo hoy a la prensa, durante una visita a un centro de vacunación en el sureste de Londres, que los científicos observan la evolución de la epidemia antes de poder levantar las actuales restricciones.
Los casos “son aún muy altos, todavía hay 23.000 pacientes con covid en (los hospitales de) la Sanidad, más que en el pico de abril del año pasado. Es triste que todavía mucha gente muera por esta enfermedad”, añadió Johnson, por lo que insistió en la necesidad de ser “cauteloso” antes de suavizar las restricciones.