Joe Biden y sus colaboradores están un poco molestos con algunos cuestionamientos de su uso de los decretos presidenciales en sus primeros días de gobierno.
En apenas una semana el mandatario ha firmado más de tres docenas de decretos y directivas pensados para combatir la pandemia del coronavirus y abordar una cantidad de temas grandes que van desde las regulaciones ambientales hasta la inmigración y la justicia racial.
Biden también apeló a los decretos, u órdenes ejecutivas, para anular algunas medidas clave del gobierno de su predecesor Donald Trump, incluidas la suspensión de la construcción de muros en la frontera con México y la prohibición de que las personas transgéneros sirviesen en las fuerzas armadas.
El líder del bloque republicano en el Senado Mitch McConnell dijo el jueves que el uso de tantos decretos va en contra de la promesa que hizo Biden de generar consensos. Un editorial del diario The New York Times arrancó con el título “Tómate con calma las medidas ejecutivas, Joe”.
Biden dijo el jueves que su objetivo es “revertir el daño hecho por Trump” mediante decretos, sin necesidad de sancionar nuevas leyes, mientras simultáneamente libra una guerra contra el COVID-19.
La directora de comunicaciones de la Casa Blanca Kate Bedingfield restó mérito a las críticas a los decretos de Biden en una serie de tuits el jueves. “Claro que vamos a impulsar nuestro programa a través de nueva legislación. Por eso trabajamos tan duro para que aprueban el Plan de Rescates, para empezar”.
En sus declaraciones en el Senado McConnell dijo que “no se puede legislar mediante decretos a menos que seas un dictador”.
El propio Biden había dicho en octubre en un encuentro de preguntas y respuestas de ABC News que había ciertas “cosas que no se pueden imponer por decreto a menos que seas un dictador.
Los asesores de Biden han dicho que los decretos no pueden reemplazar las medidas legislativas, pero el mismo tiempo defendieron el uso de este recurso al comienzo de la gestión, afirmando que es una necesidad para enfrentar la peor crisis de salud pública en más de un siglo y revertir algunas medidas de Trump.
“Hay pasos, incluida la anulación de acciones dañinas e inmorales del gobierno previo, que considera no pueden esperar”, manifestó la secretaria de prensa de la Casa Blanca Jen Psaki.
Si bien Biden apeló a los decretos con mayor frecuencia que sus predecesores más inmediatos en sus primeros días, no es el único que usa ese recurso y es criticado por ello.
Bill Clinton emitió 364 decretos en sus dos mandatos, George W. Bush hijo 291 y Barack Obama 276. En su único período Trump firmó 220 decretos.
McConnell critica ahora el uso de los decretos presidenciales por parte de Biden, pero fue mucho más tolerante bajo el gobierno de Trump.
En agosto, por ejemplo, tras el derrumbe de negociaciones en torno a ayudas para el coronavirus, Trump firmó una serie de decretos, incluido un aplazamiento del pago de los impuestos a las ganancias de las personas que percibían menos de 100.000 dólares por año, dejó en suspenso el pago de préstamos estudiantiles y los desalojos y prolongó el pago del seguro de desempleo, aunque con menos beneficios.
“Dado que los demócratas sabotearon las conversaciones privadas con demandas absurdas que no hubieran ayudado a los trabajadores, apoyo el que el presidente Trump explore sus opciones para ofrecer el beneficio del desempleo y otras ayudas a la gente que más la necesita”, dijo McConnell en esa oportunidad.