Los activistas negros se están pronunciando contra la tendencia de sectores de derecha de equiparar el letal asalto al Capitolio con las protestas por la injusticia racial del verano pasado.
Legisladores republicanos que defienden al presidente Donald Trump volvieron a hacer la comparación el miércoles mientras construían su caso contra el juicio político al mandatario, acusando a los demócratas de ser hipócritas, y lanzando un último esfuerzo de Trump y el Partido Republicano para pintar al movimiento Black Lives Matter como una facción extremista y violenta vinculada con anarquistas.
“Pueden quejarse, pero él (Trump) fue mucho más explícito al hacer un llamado a la paz que algunos de los alborotadores de BLM y de izquierda este verano cuando vimos la violencia en toda esta nación”, dijo el representante republicano Matt Gaetz de Florida al defender al presidente antes de que la Cámara de Representantes votara el miércoles 232-197 a favor de acusarlo por incitar a una insurrección.
Pero los dos sucesos fueron fundamentalmente diferentes. Uno fue un ataque directo e intencional a una institución democrática consagrada, con el objetivo de anular una elección libre y justa. El otro era un movimiento de protesta de costa a costa que exigía el fin del racismo sistémico y que sólo ocasionalmente fue violento.
“El Partido Republicano se ha convertido en el partido de las equivalencias falsas”, dijo James Jones, experto en estudios y sociología afroestadounidenses en la Universidad Rutgers, en Nueva Jersey.
Muchos manifestantes de BLM protestaban por la muerte de George Floyd, un hombre negro que falleció tras ser detenido por policías en Minneapolis. La policía repelió a los manifestantes con balas de goma, gases lacrimógenos y elementos militares como helicópteros.
La turba en el Capitolio fue alimentada por las aseveraciones infundadas de Trump de que las elecciones le fueron robadas, y los convocó a “luchar como endemoniados”. Sus simpatizantes atacaron a policías y fueron recibidos con bastante moderación por parte de las fuerzas del orden.
Los disturbios tras la muerte de Floyd incluyeron vandalismo, incendios y saqueos, pero la gran mayoría de las manifestaciones fueron pacíficas.
Desde Twitter, el presidente dijo que los asaltantes del Capitolio eran “grandes patriotas que han sido maltratados durante mucho tiempo”. En el verano, calificó de “matones” y “terroristas” a los manifestantes de Black Lives Matter.
En 2020, las autoridades efectuaron más de 14.000 arrestos relacionados con las protestas anti-racismo, muchos de ellos por participar en actos de desobediencia civil, y otros por violencia.
Trump dijo que los arrestados en las protestas eran peligrosos radicales de izquierda. Una revisión de The Associated Press encontró que muchos eran adultos jóvenes de los suburbios sin enfrentamientos previos con la ley ni vínculos con grupos extremistas.
Ahora existe una investigación sobre la respuesta de la Policía del Capitolio al asalto de la semana pasada, durante el cual se vio a un oficial tomándose una foto con un insurrecto, y varios alborotadores fueron sacados de las instalaciones sin ser esposados.