Un año de pandemia, cargado de muerte, desempleo, éxodo y cierre de negocios, no detuvo las obras finales que permitieron inaugurar el 1 de enero la primera gran etapa de remodelación de Penn NYC, la estación de trenes más concurrida del hemisferio Occidental.
Penn Station se construyó en la década de 1960 después de la tan difamada destrucción de su predecesor edificio Beaux-Arts. Luego fue víctima de años de deterioro y abandono. Algo que ya ha comenzado a superar con una expansión que incluye techos de gran altura “a cielo abierto”, entrando por las avenidas 7ma y 8va, escoltados por el Madison Square Garden.
Ahora, además de servir a los pasajeros de los trenes Amtrak y Long Island Rail Road (LIRR), se ha convertido en un sitio de obligada parada turística, con acceso gratuito las 24 horas, que incluye tiendas y restaurantes previstos a abrir progresivamente.
La gema principal es “Moynihan Train Hall”, un área de espera con tragaluz de 255 mil pies cuadrados y 92 pies de altura, tras una inversión de $1.6 mil millones de dólares. He aquí un recorrido por las obras inauguradas el 1 de enero, como una apuesta a la tan necesaria recuperación económica de la ciudad devastada por el coronavirus: