23 de noviembre de 2025

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«Loca», «extraña» y «difícil de describir»: así fueron las sorpresas de esta temporada de huracanes

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Tres huracanes de categoría 5, uno de los más potentes jamás registrados, ningún impacto en tierra en Estados Unidos, y una desconcertante calma en el pico habitual de actividad: estos y otros factores, en conjunto, contribuyeron este año a conformar una temporada de huracanes «extraña» y “difícil de describir”.

«Fue un año raro», dijo el científico atmosférico Phil Klotzbach, quien estudia huracanes en la Universidad Estatal de Colorado.

La temporada de huracanes acaba oficialmente a su fin el 30 de noviembre. Pero, en cierto modo, 2025 se ajusta ya a lo que los investigadores prevén que ocura con mayor frecuencia a medida que el clima se calienta: los huracanes siguen formándose hasta bien entrada la temporada y varios se intensificaron a un ritmo extremo, produciendo las tormentas más intensas de la historia.

En otros aspectos, sin embargo, resultó simplemente extraño. Se formaron menos huracanes de lo que predijeron los expertos, pero casi todos alcanzaron categoría 3 o superior. En el territorio continental de Estados Unidos no tocó tierra ninguno, lo que ocurre por primera vez en una década. Fue, en resumen, un recordatorio de la imprevisibilidad de los huracanes, sobre todo en un mundo cada vez más cálido e incluso aunque los métodos de pronóstico son cada vez más precisos.

Menos huracanes pero de mayor intensidad

La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) pronosticó en mayo una temporada superior a la media, con entre seis y 10 huracanes. De ellos, se preveía que al menos tres fueran de categoría 3 o superior, con vientos sostenidos de 111 millas por hora 178 kilómetros por hora) o más.

Klotzbach llegó a ese mismo pronóstico de forma independiente, y otros grupos de seguimiento de huracanes coincidieron.

Al final se formaron menos huracanes, sólo cinco, pero cuatro de ellos (Erin, Gabrielle, Humberto, Imelda y Melissa) alcanzaron categoría 3 o superior.

“Es la proporción más alta de los últimos 50 años”, afirmó Brian McNoldy, investigador de la Escuela Rosenstiel de Ciencias Marinas, Atmosféricas y de la Tierra de la Universidad de Miami.

Además, tres alcanzaron categoría 5, la máxima intensidad.

Las predicciones de una temporada superior a la media fueron acertadas a pesar del menor número de huracanes, debido a una métrica llamada energía ciclónica acumulada, que básicamente calcula la intensidad y duración totales de todas las tormentas tropicales de una temporada.

Klotzbach predijo que la energía acumulada sería del 125% del promedio de 30 años. La temporada acabó con un 108%, lo que, dado el bajo número de huracanes, significa que cada uno de ellos fue muy potente.

“Fue una temporada de calidad, no de cantidad”, describió.

Nueve de las últimas diez temporadas en el Atlántico han sido superiores a lo normal, según Klotzbach, quien atribuye esta tendencia a las altas temperaturas oceánicas y a La Niña, un patrón de circulación estacional que tiende a debilitar los vientos de gran altitud que desalientan la formación de huracanes.

McNoldy, quien sigue de cerca las temperaturas del agua del Atlántico, afirmó que 2025 fue “anómalamente cálido”.

“Las tormentas tenían definitivamente mucho combustible para aprovechar”, afirmó. El calor del océano impulsa la evaporación, provocando que el aire cálido y húmedo suba desde la superficie para crear convección; los huracanes requieren temperaturas oceánicas de al menos 79° Fahrenheit (26° C) para formarse.

Las elevadas temperaturas del agua permitieron que varios huracanes aumentaran su intensidad a un ritmo vertiginoso. La velocidad máxima sostenida del viento de Erin subió alrededor de 75 millas por hora (120 kilómetros por hora) en solo 24 horas. Melissa pasó de tormenta tropical a huracán de categoría 4 en el mismo período. En ambos casos, son tasas de intensificación realmente excepcionales, explicó McNoldy.

Melissa igualó al huracán del Día del Trabajo de 1935 como el más fuerte registrado en tocar tierra, con vientos sostenidos de 185 millas por hora (297 kilómetros por hora) que, en el caso de Melissa, llegaron a 252 millas por hora (405 kilómetros por hora).

Image: JAMAICA-WEATHER-STORM-MELISSA
Destrucción causada por el huracán Melissa en Black River, St. Elizabeth, Jamaica el 29 de octubre de 2025 

Una extraña calma en su punto álgido

A pesar del potencial del océano, esta temporada a veces careció de impulso. La actividad suele alcanzar su punto máximo a final de agosto y principio de septiembre; este año no, según McNoldy.

«Durante unas tres semanas, en el pico de la temporada, estuvo completamente inactiva», indica. No se formó nada significativo en el Atlántico entre el 24 de agosto y el 16 de septiembre, algo que no ocurría desde 1992.

Aunque la pausa fue similar a la desaceleración observada el año pasado, los investigadores no creen que se torne en tendencia.

«Que hayamos tenido dos temporadas altas tranquilas seguidas es extraño, pero creo que es solo una coincidencia», dijo McNoldy.

La razón de la pausa de 2024 fue que las tormentas tropicales se desarrollaron demasiado al norte como para cruzar el Atlántico y ganar fuerza, según Klotzbach. Este año, el Atlántico oriental se mantuvo relativamente estable y seco en esa pausa, condiciones poco propicias para la formación de tormentas potentes.

Homes Collapse Hurricane
Olas provocadas por los huracanes Humberto e Imelda destruyen una casa en Buxton, Carolina del Norte, el 30 de septiembre de 2025.

Salvados por muy poco

Ningún huracán tocó tierra en Estados Unidos por primera vez en una década, pero no habría sido así si Imelda no hubiera dado un giro brusco. Cuando en septiembre se dirigía hacia el país como tormenta tropical, los meteorólogos previeron que las Carolinas podrían recibir lluvias torrenciales. Pero Humberto, un monstruo de fuerza 5 que avanzaba en mar abierto a cientos de millas, alejó a Imelda de la costa estadounidense.

Ese fenómeno se conoce como el efecto Fujiwhara: cuando dos tormentas giran alrededor de un punto medio común, la más débil suele ser absorbida por la más fuerte.

“Si Humberto no hubiera estado allí, Imelda probablemente habría causado grandes inundaciones”, explica Klotzbach.

“Otro aspecto alocado de la temporada”, indica McNoldy.