23 de noviembre de 2025

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Comisión de Familia rechaza sentencia que legaliza relaciones homosexuales en PN y FF.AA.

Santo Domingo 1
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Santo Domingo. – En el marco de la celebración de “UN PASO POR MI FAMILIA: CON ESPERANZA, CAMINANDO HACIA LA PASCUA”, la Comisión Nacional de Familia de la Conferencia del Episcopado Dominicano, pronuncio su rotundo rechazo a la decisión del Tribunal Constitucional que legaliza las relaciones homosexuales dentro de los organismos castrenses Policía Nacional y Fuerzas Armadas de la República Dominicana.

En un mensaje dirigido a todas la comunidad dominicana, expresaron que esta sentencia lleva a la falta de valores, ética y moral, por lo que con el fin de hacer un llamado de atención, manifiestan su descontento y aseguran que esto ha conmocionado a toda la nación.

A continuación el mensaje íntegro:

Expresamos nuestra profunda PREOCUPACIÓN, CONSTERNACIÓN y RECHAZO ante la decisión del Tribunal Constitucional, contenida en la sentencia TC/1225/25, que elimina las sanciones que penalizaban las relaciones consensuadas entre personas del mismo sexo dentro de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas de la República Dominicana.

Con el anuncio de dicha sentencia, la nación quedó CONMOCIONADA. Esta inesperada decisión ha dejado perplejos a ciudadanos, legisladores, autoridades, instituciones y a toda la vida nacional. No existe una explicación clara sobre el origen, la motivación o los intereses detrás de esta medida, razón por la cual sería necesario estudiar con seriedad sus implicaciones sociales, culturales, geopolíticas e incluso financieras.

Todos sabemos que la antropología del pueblo dominicano, su cultura, sus valores éticos y morales, y las raíces que han dado cohesión a nuestra identidad como nación, no admiten tales disposiciones dentro de los cuerpos castrenses. La Policía Nacional y las Fuerzas Armadas no son simplemente organismos administrativos; son instituciones sagradas, pilares del orden, la disciplina, la mística de servicio, la protección del bien común y la defensa de la soberanía.

No podemos ignorar que la naturaleza humana está creada y ordenada según el designio de su Creador, y toda criatura debe orientarse hacia Él. De lo contrario, se corre el riesgo de desorientarla y distorsionarla. Su belleza se manifiesta en la complementariedad con la que fue hecha: hombre y mujer, llamados a complementarse dentro del matrimonio y la familia. La familia, fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, encuentra su plenitud en la unidad de papá, mamá y los hijos.

Consideramos que cualquier reforma que afecte la estructura o el funcionamiento interno de estas instituciones debe realizarse con extremo cuidado, con respeto a la disciplina militar, a las buenas costumbres, a los valores familiares y a los principios que moldean a quienes entregan su vida al servicio de la Patria.

Permitir cambios tan profundos sin un análisis serio nos obliga a preguntarnos:
¿Cómo serían las academias militares del mañana?
¿Cómo serían los cuarteles?
¿Qué tipo de ejército tendríamos para defender a la Nación?

Porque, aunque algunos afirmen que “una cosa no tiene que ver con la otra”, sabemos que todo influye en la vida de la persona humana: influyen las actitudes que nos llevan al bien, e influyen las que nos apartan de él. Una cosa es la decisión privada de un individuo; otra muy distinta es que el Estado legitime u oficialice prácticas dentro de instituciones cuya razón de ser exige ejemplaridad, estructura, disciplina y transparencia moral.
Es legítimo preguntarse si, al derogar o modificar leyes, se analizan siquiera el tejido social, los principios fundacionales de la patria, la cultura que nos define, y la antropología de este pueblo noble que ha sabido construirse bajo el amparo de la fe y de los valores familiares.

Por ello, ante el DESACIERTO de esta sentencia, declaramos con firmeza que NO CALLAREMOS y NO NOS CRUZAREMOS DE BRAZOS. Las familias, la sociedad civil, las iglesias y la ciudadanía responsable defenderemos siempre los principios que nos han permitido mantenernos como nación estable, trabajadora, creyente y defensora de su identidad.

Exhortamos a las autoridades competentes, especialmente al Señor Presidente de la República, a actuar con responsabilidad histórica y a no permitir que decisiones tomadas sin el debido análisis comprometan la integridad moral de instituciones fundamentales para el futuro del país.

Que Jesucristo, Rey del Universo, nos fortalezca en esta hora en la que se ponen a prueba los valores que sostienen nuestra convivencia. Que su luz nos permita discernir con claridad y su gracia nos mantenga firmes en la verdad. Y que la Santísima Virgen María cubra a nuestras familias con su manto maternal, protegiendo especialmente la estabilidad del hogar dominicano.
¡Viva Jesucristo, Rey del Universo!