Al cumplir un año el frente del cuerpo policial más grande del país, el comisionado Dermot Francis Shea tiene un deseo navideño muy especial: apoyo en la violencia armada que en 2020 se duplicó en la ciudad, al mismo tiempo que las reformas legales y la pandemia hicieron más difícil las detenciones.
NYPD está haciendo todo lo posible para sacar las armas ilegales de las calles, pero necesita la ayuda de fiscales, jueces y políticos para garantizar que las leyes se apliquen, afirmó Shea.
“Es Navidad, así que pediré una cosa debajo del árbol”, dijo Shea ayer durante una amplia reunión virtual con el consejo editorial del New York Post. “Tenemos que tomarnos en serio las armas”.
En promedio, 88% de los detenidos por cargos de armas este año están de vuelta en las calles, lo que según la policía de Nueva York ha provocado un aumento histórico en los tiroteos que han dejado más de 1,756 víctimas, entre muertos y heridos.
A pesar de ese aumento alarmante en los tiroteos, las tensiones sindicales y raciales, el déficit de policías por renuncias y los recortes presupuestarios impuestos por el Concejo Municipal, los arrestos por armas han aumentado 27% en NYC, defendió el Comisionado.
Pero con alta frecuencia los detenidos terminan en la calle en poco tiempo gracias a la reticencia del resto del sistema de justicia penal a aplicar las leyes sobre armas, criticó Shea.
Se estima que más de 3 mil sospechosos arrestados fueron liberados de enero a noviembre. Y en diciembre el panorama no ha cambiado. “Desde una perspectiva policial, gastamos gran parte de nuestros recursos en eso”, insistió. “Necesitamos ayuda”.
Cuando a los criminales portadores de armas se les deja escapar con facilidad, las leyes se quedan en papel. “Todos en el sistema de justicia penal lo saben”, afirmó Shea. Por ello señaló particularmente a los fiscales y jueces de no apoyar el trabajo de la policía, dejando a NYPD en una batalla perpetuamente cuesta arriba.
Shea insistió en que el Departamento de Policía de NYC está haciendo lo mejor que puede con el viento en contra. “Somos una parte del sistema de justicia penal. No somos el jurado. No somos los fiscales. No somos el sistema que se pone brazaletes en los tobillos”.
Algunos de los sospechosos salen porque pagan una fianza, pero los jueces sueltan a otros según las leyes de reforma penal vigentes desde el 1 de enero, que les prohíben fijar un monto en algunos casos de posesión de armas considerados “no violentos”. Además, con la crisis del coronavirus, la orden desde marzo ha sido vaciar las cárceles en lo posible, para evitar contagios.
NYPD y hasta el mandatario Donald Trump han culpado repetidamente a esos dos fenómenos por el impresionante aumento en los tiroteos este año. “Hemos realizado un número asombroso de arrestos por armas de fuego, sacando armas de las calles a los delincuentes… pero cuando miras, tres días después, cuatro días después, esas personas están de vuelta en la calle cometiendo más violencia con armas”, lamentó Shea en declaraciones previas la semana pasada.
The NYPD is pulling its weight to get illegal guns off city streets https://t.co/vsPmAXvKi4
— Gregory Shelton (@gregorymelody) December 18, 2020