
El Buró Federal de Investigaciones (FBI) ha detenido a dos ciudadanos chinos en diferentes estados del país, acusados de operar como agentes encubiertos del gobierno de Beijing con el objetivo de infiltrar las fuerzas armadas de Estados Unidos. La operación forma parte de una investigación de largo alcance sobre redes de espionaje extranjero.
Los detenidos son Yuance Chen, residente legal permanente en Oregon, y Liren Lai, quien había ingresado al país con una visa de turista meses atrás y fue capturado en Houston, Texas. Ambos enfrentan cargos federales por actuar como agentes del Ministerio de Seguridad del Estado de China sin registrarse ante las autoridades estadounidenses, violando la legislación sobre agentes extranjeros.

Las autoridades detallaron que Chen y Lai actuaban de manera coordinada. Según documentos judiciales, Lai habría servido como enlace directo con los servicios de inteligencia chinos, mientras que Chen ejecutaba tareas específicas de observación y contacto en suelo estadounidense. Entre las acciones documentadas, se incluye la entrega de una mochila con dinero en efectivo en un punto acordado en California, así como visitas sospechosas a bases navales, centros de reclutamiento y operaciones de vigilancia sobre personal militar con vínculos familiares en China.
Los arrestos fueron realizados a finales de junio, y las audiencias iniciales se celebraron esta semana en tribunales federales de Oregon y Texas. El Departamento de Justicia sostiene que ambos individuos participaban en un esfuerzo sistemático de Beijing para reclutar personal dentro del ejército estadounidense, ofreciendo pagos y promesas de apoyo económico a cambio de información sensible.
Funcionarios del gobierno señalaron que este caso se suma a una serie de acciones recientes contra redes de espionaje vinculadas al régimen chino, que incluyen desde ataques cibernéticos hasta intentos de infiltración en sectores estratégicos. La fiscal general adjunta responsable del caso declaró que China ha mantenido una campaña agresiva para socavar la seguridad nacional de Estados Unidos desde adentro, utilizando tanto métodos tradicionales como nuevas tácticas de reclutamiento.
Ambos detenidos enfrentan graves consecuencias legales y podrían ser condenados a penas significativas de prisión si se les encuentra culpables. Las autoridades han reiterado su compromiso de proteger la seguridad nacional y desmantelar cualquier intento de espionaje promovido por gobiernos extranjeros.
Este episodio refuerza la creciente preocupación en Washington sobre la intensificación de las actividades de inteligencia hostiles por parte de China y marca un nuevo capítulo en la compleja relación entre las dos potencias.