Una mujer blanca de Florida fue condenada a 25 años tras las rejas por disparar mortalmente a su vecina, una madre afroamericana de cuatro hijos, en un caso que causó controversia e indignación y otro ajuste de cuentas nacional sobre la violencia armada y el racismo.
Un jurado sentenció a Susan Lorincz, de 60 años, por homicidio en el mes de agosto de Ajike Owens en su casa en Ocala el 2 de junio del año pasado. Owens, que se hacía llamar AJ, contaba con 35 años.
Lorincz enfrentaba una pena máxima de 30 años de cárcel por los cargos que le fueron imputados originalmente tras el tiroteo (un cargo de homicidio con arma de fuego y un cargo de agresión), de acuerdo con Bill Gladson, fiscal estatal del quinto distrito judicial de Florida, en junio de 2024.
Asimismo, el juez Robert Hodges indicó que la acusada tuvo tiempo suficiente para llamar a la policía y que no había ningún riesgo real de que Owens intentara entrar a su residencia.
“Creo que el tiroteo se basó más en la ira que en el miedo”, expresó Hodges antes de la sentencia.
Los funcionarios y los fiscales implicados quedaron bajo escrutinio a raíz de la muerte de Owens, en parte por la decisión de acusar a Lorincz de homicidio en vez de asesinato en segundo grado, así como por el hecho de que la mujer blanca no fue puesta en custodia policial inmediatamente tras el tiroteo.
La ley de defensa propia del estado de Florida, una doctrina polémica adoptada en varias entidades del país que permite a las personas usar la fuerza en situaciones de legítima defensa, tuvo un papel importante en las decisiones mencionadas anteriormente.
“Al tomar la decisión de presentar la demanda en este caso, mi oficina examinó cuidadosamente la viabilidad tanto del asesinato en segundo grado como del homicidio involuntario con arma de fuego, ambos delitos graves de primer grado”, explicó la oficina de Gladson en un comunicado una vez que se dieron a conocer los cargos contra Lorincz.
Un cargo de asesinato en segundo grado necesitaría “pruebas de odio, rencor, mala voluntad o mala intención hacia la víctima en el momento del asesinato”, algo que las pesquisas criminales del sheriff del condado de Marion no halló de manera suficiente, dijo el fiscal estatal.
“A pesar de lo deplorables que fueron las acciones del acusado en este caso, no hay pruebas suficientes para demostrar este elemento específico y requerido de asesinato en segundo grado”, siguió en la declaración. Apuntó que los cargos por asesinato en segundo grado y homicidio involuntario con arma de fuego son delitos graves de primer grado.
Lorincz abrió fuego contra Owens en medio de un altercado en curso, entre ellas sobre los niños del vecindario, incluyendo los hijos de la víctima, que aparentemente estaban jugando en la zona cercana a la residencia de la acusada, de acuerdo con el testimonio del juicio y la declaración jurada de captura de Lorincz.
En ese entonces, las autoridades expresaron que Owens se acercó a la puerta de su vecina el día del tiroteo para confrontarla, luego de enterrarse que la mujer mayor había discutido con los niños afuera, les gritó y les lanzó un patín de uno de ellos.
El hijo de 10 años de la víctima la acompañó a la casa de Lorincz donde llamó a su puerta y le exigió que saliera. Posteriormente, la acusada disparó una pistola calibre .380 por medio de la puerta, alcanzando a Owens en la parte de arriba del pecho.
La mujer herida de muerte no respondía cuando las autoridades se apersonaron a la escena y más tarde fue declarada muerta en el hospital.
La puerta de la casa de Lorincz estaba cerrada cuando ella abrió fuego y la víctima estaba desarmada.
Por su parte, la madre de Owens, identificada como Pamela Dias, dijo la semana después de la muerte de su hija, que su nieto estuvo presente en la balacera y se sintió culpable por no haber podido salvar a su madre. Él fue el menor de 10 años que le fue arrojado el patín.
“Todavía no puedo creer que esto haya sucedido”, dijo Dias. “¿Cuándo le disparan a alguien por tocar a una puerta?”
La defensa de la acusada afirmó en todo el juicio que la mujer disparó en defensa propia, la misma postura que adoptó en las entrevistas con los funcionarios tras la muerte de Owens.
Lorincz manifestó a las autoridades que temió por su vida cuando su vecina se acercó a su casa y simplemente “disparó el arma” porque sintió que estaba en “peligro mortal”, de acuerdo con la declaración jurada de la detención.
Aparte, dijo que una disputa anterior con la víctima fue la razón por la que compró la pistola, que Lorincz señaló que había usado solo un puñado de veces en un campo de tiro, en 2022.
Los testigos dijeron a los oficiales que averiguaban el crimen, que la acusada era conocida por acosar a los niños del vecindario y llamarlos con insultos racistas, e incluyen a los hijos de Owens.
Lorincz aceptó algunas de esas acusaciones en conversaciones con los detectives, pero rechazó haber lanzado intencionalmente un patín al hijo de la víctima antes de la balacera fatídica.
Luego de un juicio que duró una semana, un jurado, integrado únicamente por jurados blancos, de acuerdo con AP News, declaró a la mujer culpable de homicidio con un arma de fuego el 16 de agosto.
“Este caso es, sin duda, un trágico recordatorio de las devastadoras consecuencias de la violencia con armas de fuego. Las decisiones de los acusados han dejado a cuatro niños pequeños sin su madre, una pérdida que sentirán durante el resto de sus vidas“, dijo Gladson, cuyos abogados asistentes procesaron el caso, en una declaración.
“Si bien el veredicto de hoy no puede devolverle la vida a AJ, esperamos que traiga algo de justicia y paz a su familia y amigos”.
En este sentido, Ben Crump, abogado de derechos civiles, que representó a los familiares de Trayvon Martin, George Floyd y otros en litigios de alto perfil sobre violencia racial, también representó a la familia de Owens en este caso.
El jurista tildó la condena de Lorincz como “un paso fundamental para garantizar la justicia” para su víctima y su familia en una declaración separada luego de que se conociera la decisión final.
“Estamos profundamente agradecidos de que el jurado haya emitido un veredicto de culpabilidad en este caso desgarrador. AJ Owens era una madre devota, cuya vida se vio trágicamente truncada, dejando a sus hijos, incluido un hijo pequeño, que presenció este acto horrible, con el peso de su pérdida”, asegura su declaración.
“Si bien nada puede borrar el dolor que han sufrido, la decisión de hoy envía un mensaje claro de que la violencia sin sentido se enfrentará con la rendición de cuentas. Seguiremos apoyando a la familia de AJ mientras se recuperan y luchan por un futuro en el que ninguna familia tenga que experimentar una pérdida tan devastadora”.