
La Iniciativa de Investigación sobre la Inmigración (IRI) celebra el Mes de la Historia de la Mujer, destacando perfiles que casi siempre son ignorados en esta conmemoración, incluso en la Gran Manzana, en donde forman parte fundamental de la riqueza comercial y cultural: las emprendedoras o vendedoras ambulantes.
Este análisis aparece en un momento en donde prevalece en la Ciudad de Nueva York un enfoque de más obstáculos y restricciones para la venta ambulante. Y en un mes en el que se remarcan los abismos existentes entre las mujeres y los hombres en el mundo laboral, en este terreno en particular, las féminas parecieran tener todo en contra.
Esta “radiografía” de IRI arroja, en una primera mirada, que casi la mitad de los vendedores ambulantes son mujeres. Sin embargo, tienen muchas menos probabilidades que los hombres de tener licencias comerciales. También se ven afectadas de manera desproporcionada por la falta de permisos disponibles.
Entre los vendedores ambulantes de comida, el 27% de los titulares de permisos son mujeres, y entre los vendedores de mercancía general, sólo el 14% con “papeles en regla” para hacer su trabajo son del sexo femenino.
“Pago impuestos de mi negocio cada tres meses, aprobé el curso de seguridad alimentaria y tomé clases de administración de empresas. Aunque hago todo correctamente, pasaron más de 15 años para salir de la lista de espera, para permisos de vendedor ambulante de comida”, relata María Castillo, miembro del Proyecto de Vendedores Ambulantes (SVP).
María utiliza sus ingresos para pagar la universidad de sus dos hijos, renta y las facturas de su hogar, pero su historia de emprendimiento, al igual que miles de mujeres, es también de sufrimiento al tratar de “cabalgar” en un sistema que pone muchos obstáculos para seguir adelante.
“Me enorgullece ser una mujer emprendedora. Hay muchas más como yo, a quienes se les niega la oportunidad de emprender un negocio propio, debido a la forma en que la ciudad de Nueva York gestiona los permisos para vendedores ambulantes”, comentó.

“Podemos convivir”
Asimismo, una inmigrante ecuatoriana residente de Queens, quien prefirió no revelar su identidad, está tratando de abrirse paso como emprendedora comercial. Su trayectoria en las calles de Corona, en Queens, es de 12 años. Lo cual implica desalojos, multas, una lista de espera para obtener un permiso, lágrimas, temperaturas extremas, violencia… pero a pesar de circunstancias, cada vez más amargas, para quienes además son migrantes, no existe la posibilidad de “tirar la toalla”.
“Yo entiendo que, si tu abres las calles, para que todo el mundo monte un puesto, por supuesto llegará el momento en que las personas no tendrán aceras para caminar. Pero si se abre el paso a los emprendedores que quieren hacer las cosas bien, creo que puede haber espacios para que todos podamos convivir y ofrecer un servicio a la comunidad”, consideró la madre de dos niños.
Aunque hombres y mujeres tienen una representación equitativa, entre este tipo de comerciantes, las féminas tienen menos probabilidades de tener licencias comerciales que los hombres.
Este nuevo balance del IRI, utiliza datos de un vasto análisis realizado en el pasado otoño pasado, lo cual proporcionó los primeros datos realmente completos sobre los vendedores ambulantes más emblemáticos de la ciudad de Nueva York.
“Sin estos datos no podríamos destacar el creciente impacto que las mujeres están teniendo como emprendedoras. Es hora de eliminar las restricciones que afectan más duramente a las mujeres, para que puedan tener el mismo acceso al sueño americano”, declaró Shamier Settle, analista principal de políticas de la Iniciativa de Investigación sobre Inmigración.

Tiempos más duros
A pesar de los argumentos y las visiones que apuntan a que facilitar estas licencias comerciales podrían ser una palanca de crecimiento económico, la realidad es que en el último año la Ciudad de Nueva York ha tenido un enfoque mucho más restrictivo. Por el contrario, se ha cerrado las puertas a las ventas ambulantes, de manera muy contundente.
Las nuevas medidas de control, se han dirigido de forma muy clara, a dos sitios: el Puente de Brooklyn y la Avenida Roosevelt de Queens, en donde desde el pasado mes de octubre, la vida de estas vendedoras se ha hecho casi imposible. Especialmente, en ejes de la gastronomía e inmigración latinoamericana, en los vecindarios de Corona y Jackson Heights.
En el caso particular de Queens, una vendedora de tamales mexicana, cuenta a El Diario, que ciertamente hay una “guerra contra ellas”, que trazaron con mucha contundencia líderes electos, algunas organizaciones de vecinos y particularmente propietarios de restaurantes establecidos.
“Nuestras ventas ambulantes son parte, de lo que hacen estos vecindarios únicos. Puede haber espacio para todos. Pero sin ánimos de juzgar la vida de nadie, ni cuestionar el trabajo sexual, han tenido más mano dura con los ambulantes, que con las prostitutas y los vendedores de drogas, que siguen como si nada. A nosotras las madres trabajadoras, nos siguen criminalizando. Este último año, ha sido el peor”, consideró la inmigrante.
En efecto, hasta el pasado mes de febrero, la Ciudad contabilizaba 522 inspecciones a vendedores ambulantes, que resultaron en la confiscación de 94 tanques de propano y más de 15,000 libras de alimentos, como parte de su operativo “Recuperar la Roosevelt” que arrancó el pasado mes de octubre.
Con base con cifras oficiales el número de multas a ambulantes del Departamento de Policía de Nueva York (NYPD) en 2024, fue cinco veces mayor que en 2019. También duplica la cifra de 2023, cuando la policía emitió aproximadamente 4,213 multas a vendedores.
La fórmula: Más licencias
En el Concejo Municipal, algunos líderes electos, están claros en algunos números: las mujeres son uno de los grupos demográficos de mayor crecimiento en el sector empresarial.
En este sentido, Carmen De La Rosa, copresidenta del Caucus de Mujeres, apunta a nuevas legislaciones que permitan superar las abismales brechas y los elevados muros para obtener una licencia comercial de este tipo.
“Como propietarias de los negocios más pequeños de la ciudad de Nueva York, estas emprendedoras representan casi la mitad de la industria. Impulsar a nuestras vendedoras ambulantes significa impulsar a las empresas de mujeres y mujeres (MWBE) y las vías de acceso para los neoyorquinos históricamente inmigrantes, negros y latinos”, apuntó la legisladora dominicana.
Este informe de IRI destaca en sus conclusiones, que existen “barreras desproporcionadas” que enfrentan las vendedoras ambulantes, al abrir un negocio formal en la ciudad de Nueva York, debido a la falta de licencias disponibles.
Para abordar esta desigualdad, recomiendan que la Ciudad debe garantizar un sistema regulatorio eficaz mediante la aprobación del Paquete de Reforma para Vendedores Ambulantes, en lugar de mantener las históricas prácticas, que perjudica a las pequeñas empresas, especialmente a las mujeres en este sector.
“La promulgación de estos proyectos de ley reforzará el compromiso con los valores que definen a Nueva York. Y promoverá el desarrollo económico”, afirmó Carina Kaufman-Gutiérrez, subdirectora del Proyecto de Vendedores Ambulantes.

¿En dónde y qué estás vendiendo?
La investigación describe una compleja combinación de restricciones estatales y locales en Nueva York, en torno a la venta ambulante, lo que dificulta enormemente obtener todos los permisos y licencias.
“Estas comerciantes podrían incorporarse a la economía formal, si pudieran acceder a licencias comerciales. Lo que contribuiría significativamente a legitimar sus negocios, aumentar sus ganancias y protegerlas del acoso y la criminalización”, pondera el análisis.
El cambio más radical que plantea el grupo de legisladores, mayoritariamente de origen hispano, es que a través de cuatro anteproyectos presentados en el Concejo Municipal, se elimine el límite de permisos y licencias de vendedores de la ciudad que ha permanecido totalmente bloqueado por décadas.
Además, se plantea establecer una División de Asistencia a Vendedores Ambulantes dentro de los Servicios para Pequeñas Empresas de la Ciudad de Nueva York y la creación de nuevas normas que permitan clarificar dónde y cómo un vendedor, puede establecer su pequeño negocio en espacios públicos.
La concejal dominicana, Carmen de La Rosa, asegura que si se aprueban más autorizaciones municipales, se podrá tener más claro, cuántas personas están vendiendo en espacios públicos, en dónde y qué están vendiendo.
¿En dónde y qué estás vendiendo?
La investigación describe una compleja combinación de restricciones estatales y locales en Nueva York, en torno a la venta ambulante, lo que dificulta enormemente obtener todos los permisos y licencias.
“Estas comerciantes podrían incorporarse a la economía formal, si pudieran acceder a licencias comerciales. Lo que contribuiría significativamente a legitimar sus negocios, aumentar sus ganancias y protegerlas del acoso y la criminalización”, pondera el análisis.
El cambio más radical que plantea el grupo de legisladores, mayoritariamente de origen hispano, es que a través de cuatro anteproyectos presentados en el Concejo Municipal, se elimine el límite de permisos y licencias de vendedores de la ciudad que ha permanecido totalmente bloqueado por décadas.
Además, se plantea establecer una División de Asistencia a Vendedores Ambulantes dentro de los Servicios para Pequeñas Empresas de la Ciudad de Nueva York y la creación de nuevas normas que permitan clarificar dónde y cómo un vendedor, puede establecer su pequeño negocio en espacios públicos.
La concejal dominicana, Carmen de La Rosa, asegura que si se aprueban más autorizaciones municipales, se podrá tener más claro, cuántas personas están vendiendo en espacios públicos, en dónde y qué están vendiendo.
- 23,000 vendedores ambulantes aproximadamente están distribuidos en los cinco condados de la Gran Manzana.
- 48% de estos comerciantes son mujeres, en su gran proporción hispanas migrantes.
- 27% de los titulares de permisos municipales son del sexo femenino, y entre los vendedores de mercancías generales solo el 14% cuentan con estas autorizaciones.
- 49% de los ambulantes ofrecen comida y el 33% de los vendedores de artesanía, ropa u otros productos.