
Lourdia Jean Pierre falleció sin atención médica en Pedro Sánchez; su caso revela la vulnerabilidad de los indocumentados.
Lourdia Jean Pierre tenía 32 años, cuatro hijos y vivía con miedo.
Miedo de acudir a un hospital, miedo de que le pidieran documentos, miedo de ser detenida.
El pasado viernes, cuando apenas clareaba la mañana en el campo dominicano, comenzó a sentir los dolores del parto.
Eran las cinco de la mañana. Lourdia se negó a buscar asistencia médica, temiendo las consecuencias de su estatus migratorio.
Parió sola, dentro de su casa. Poco después, perdió la vida en la misma sala donde había dado a luz minutos antes.
Su esposo, Ronald Jean, también inmigrante indocumentado, fue testigo del hecho sin saber cómo actuar ante la emergencia.
“Yo me puse malo. Ella parió y ahí mismo se quedó”, dijo Ronald con voz apagada a este periódico digital .
Temía salir, pedir ayuda o acudir a algún centro de salud por temor a ser detenido.
Finalmente, llamaron al 9-1-1, pero cuando llegaron los paramédicos, ya era tarde. Solo pudieron confirmar el fallecimiento.
La pareja residía en condiciones precarias en el distrito municipal de Pedro Sánchez, donde criaban parte de su familia.
De los cuatro hijos de Lourdia, dos se encuentran actualmente en Haití.
El recién nacido quedó bajo el cuidado de una prima de la familia, quien vive en el municipio de Miches.
“Ella lo tendrá hasta que yo me recupere y pueda trabajar”, explicó Ronald, afectado por la pérdida y la situación familiar.
Tanto el bebé como Ronald y el cuerpo de Lourdia fueron trasladados al hospital por el equipo de emergencias para los procedimientos legales.
El mismo día del fallecimiento, Lourdia fue sepultada en el cementerio local, sin mayor ceremonia ni recursos.
Murió sin haber recibido atención médica, sin documentos legales, y sin haber cometido otro delito más que el de vivir fuera del sistema.
Su historia ha causado conmoción en la comunidad, que valora la labor del equipo de emergencia que acudió al lugar.
Sin embargo, no se ignora la fragilidad de quienes, por temor a la deportación, evitan buscar ayuda incluso en situaciones de vida o muerte.