
Solía ser un honor buscado por muchos líderes mundiales, pero con la segunda presidencia de Trump son un campo minado en el que el mandatario visitante no sabe bien qué podrá pasarle y cómo navegarlo para salir de allí lo menos herido políticamente. Las antes protocolares entrevistas en la Oficina Oval son ahora otra oportunidad para Trump para promover su agenda política y generar noticia.
Ucrania
El tenso enfrentamiento público entre Trump, Vance y Zelensky en el Salón Oval rompió toda norma tradicional de diplomacia. El choque ocurrió en tiempo real, frente a cámaras y el cruce fue tan fuerte que la agenda prevista para ese día (almuerzo y conferencia de prensa) fue suspendida. Trump y Vance criticaron a Zelensky, lo acusaron de no agradecer la ayuda que EEUU brinda a Ucrania y cuestionaron su liderazgo. Zelensky cometió el error de responder y trenzarse en la discusión. El episodio dejó al líder ucraniano vapuleado en público y en posición de debilidad: Ucrania tiene una fuerte dependencia de la ayuda de EEUU para enfrentar la invasión rusa, y Washington dejó de mostrarse como un aliado confiable para Ucrania. Tras el episodio, desde el gobierno ruso celebraron la humillante aparición de Zelensky.
Sudáfrica
El encuentro entre el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa y Trump se transformó en un espectáculo televisado, una «emboscada» diplomática planificada. Trump criticó públicamente a Ramaphosa con acusaciones falsas de «genocidio» contra agricultores blancos en Sudáfrica, y hasta lo esperó en el Despacho Oval con un video listo para ser reproducido cuando Trump indicara. Además, el presidente contaba con fotos de supuestos granjeros blancos masacrados en Sudáfrica (en realidad eran fotos de un enfrentamiento en otro país). A pesar de los intentos de Ramaphosa de explicar la situación real, Trump convirtió la reunión en un escenario caótico e impredecible para el invitado.
Jordania
La reunión del rey de Jordania con Trump fue cargada de tensión e incomodidad. Trump insistió públicamente en su plan de «controlar» Gaza y de desplazar a los palestinos a Jordania y otros países árabes, un plan que fue denunciado como «limpieza étnica». El monarca visiblemente incómodo e inquieto, evitó por todos los medios confrontar directamente a Trump, probablemente por la dependencia de su país de la ayuda estadounidense para su seguridad. Optó por hacer concesiones, también en tiempo real, aceptando acoger a niños enfermos de Gaza, y postergó expresar su oposición al desplazamiento de los palestinos y la ocupación de Gaza para un mensaje en redes sociales.
Canada
La reunión entre el primer ministro de Canadá, Mark Carney, y Trump fue un episodio tenso y por momentos incómodo, que dejó lejos la noción de encuentro diplomático ordinario entre dos países que comparten frontera y han sido largamente descritos como socios, vecinos y amigos. Trump insistió en su idea de anexar Canadá como el estado 51 a EEUU, al lado del primer ministro Carney, quien intentaba diplomáticamente rechazar esa idea. Carney hizo varios intentos por hablar y defender su postura. Logró decir, amable y firmemente que Canadá «nunca estará» a la venta. La charla protocolaria acabó en una suerte de «reality show» político, forzando a Carney a transitar la situación sin caer en una diatriba, pero defendiendo sus intereses.
OTAN
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, es conocido por la buena relación que tiene con Trump y cómo ha usado una mezcla de honesto respeto, algo de adulación, un poco de sentido del humor y mucha diplomacia, lo que le ha permitido evitar algunas de esas humillaciones. Cuando visitó al presidente estadounidense en marzo pasado alabó la iniciativa de lanzar un diálogo con Ucrania y Rusia para buscar la paz entre ambos países, pese a que no ha rendido fruto alguno. En esa ocasión aprovecho para invitar a Trump a la cumbre de la OTAN en La Haya que se realizó a fines de junio y en la que la parece haber demostrado su éxito para manejar al mandatario republicano. En la Casa Blanca, Trump se permitió un momento provocador ante Rutte hablando del interés de EEUU de adquirir Groenlandia, territorio de Dinamarca, un confiable socio de la OTAN, y cuya soberanía no está en disputa. Rutte optó por la salida elegante: “No quiero meter a la OTAN en esto”, aunque dijo que Trump tenía “toda la razón” en sus preocupaciones por la seguridad de la región del Ártico.
Francia
El presidente francés, Emmanuel Macron, estuvo en la Oficina Oval a fines de febrero. La reunión transcurrió sin sobresaltos hasta que en un punto Trump dijo a los periodistas que la Unión Europea iba a recuperar el dinero que han destinado a Ucrania en su guerra con Rusia porque eran “préstamos”, a diferencia de EEUU que no tenía garantizado un reembolso, según dijo. Macrón lo rebatió explicándole que los europeos han cubierto el 60% de la ayuda y cómo se esperaba que los bienes congelados de Rusia sirvieran para compensar a los ucranianos, primero, y eventualmente a sus aliados. Pero el estadounidense no lucía convencido haciendo gestos displicentes mientras Macron hablaba y despachó la discusión diciendo a los medios presentes “Si ustedes creen eso, está bien. Pero ellos recibirán su dinero de vuleta y nosotros no”.