18 de mayo de 2025

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Promesas incumplidas por Abinader, deja escuelas hundidas en pobrezas

A pocas semanas del cierre del año escolar 2024-2025, el panorama educativo en República Dominicana revela profundas grietas estructurales, alimentarias, tecnológicas y pedagógicas. Doce años después de la implementación del 4% del PIB para la educación, los problemas que debieron superarse siguen en pie, y muchos parecen haberse agravado.

Con más de 309 mil millones de pesos asignados al Ministerio de Educación este año, las expectativas eran altas. Pero un recorrido realizado por ESTE DIARIO DIGITAL demostró que, más allá de los discursos, el sistema sigue fallando en su promesa de garantizar una educación pública de calidad.

Infraestructura al borde del colapso

La Escuela Básica San Rafael, ubicada en el barrio Los Gandules, presenta serias deficiencias: techos agrietados, baños insalubres y aulas sobrepobladas.

En el Liceo Juan Pablo Duarte, las condiciones son igualmente precarias. “Parece una penitenciaría”, se comentó al observar candados en las puertas, ventanas rotas y basura en el suelo. El director, Victorino Germosén, justificó: “La suciedad del curso se debe a que en lugar de llevarlo al zafacón, lo tiran al piso”.

Hacinamiento y escasez de personal

La sobrepoblación escolar sigue siendo una constante. En la escuela San Rafael, “en la tarde, están de 40, 42, pero los de la mañana, en inicial tenemos 30. Primero se quedan 34, 35; segundo 36, 37”, detalló la directora.

La viceministra de Servicios Técnicos y Pedagógicos del MINERD, Ancell Scheker, reconoció el problema: “Esto ha ido mejorando, y nosotros tenemos un promedio de unos 25 estudiantes por aula, pero efectivamente, en las zonas que te señalé no es así”.

En muchas escuelas rurales, como las ubicadas en Monte Plata, los docentes deben caminar largos tramos debido a caminos intransitables. N Investiga documentó cómo algunos profesores deben bajarse de pasolas y recorrer a pie varios kilómetros para llegar a sus centros.

Alimentación escolar: azúcar, harina y frustración

Uno de los hallazgos más reveladores fue la alarmante calidad nutricional de los alimentos escolares. En varias visitas, se comprobó que el desayuno consistía en un bizcocho y leche azucarada con 29 gramos de azúcar más 8.5 agregados.

Aunque Ancell Scheker aseguró que “el 70% recibe tanto desayuno como almuerzo, con un menú ya establecido”, en la práctica, los alimentos consisten en harinas refinadas y altos contenidos de azúcar. El almuerzo también deja mucho que desear. En el Liceo Juan Pablo Duarte, los estudiantes evitan las sardinas del menú. El director explicó: “No porque sea mala, es que ellos no tienen cultura en sus hogares”.

La viceministra Scheker argumentó: “Parte del programa de alimentación escolar es también la educación en la nutrición y la alimentación sana, pero ciertamente con algunos platos es difícil”.

Agua, baños y dignidad

Este diario digital mostró cómo en muchos centros escolares no hay acceso a agua potable ni condiciones mínimas de higiene.

En San Rafael, los estudiantes se lavan las manos con agua sucia almacenada en tanques. “Eso está bien como para el inodoro, pero los niños no se lavan las manos con eso”, relató un conserje. Ante la falta de lavamanos funcionales, una empleada se sienta con un pote de agua para humedecer las manos de los niños al salir del baño.

Scheker admitió la situación: “Tenemos retos en algunas zonas donde todos sabemos que el agua no llega todos los días…”.

Tecnología y talleres: el desfase educativo

En el Instituto Politécnico Santa Ana, en Gualey, la falta de equipos modernos para la formación técnica es otra gran debilidad revelada por este diario digital. “Nosotros tenemos que hacerlo en el aula. Por ejemplo, la maestra de química lo pone a hacer jabón con una estufita, porque este espacio no está adecuado para funcionar como laboratorio”, explicó el profesor Leonardo Acosta.

Sobre las computadoras, un técnico del centro detalló: “Esas computadoras tienen que ser de quinta o sexta generación, y ya van por la doceava o treceava… necesitamos equipos modernos que se adapten al mercado”.

La situación es la misma en los talleres de música, donde solo hay ocho guitarras, muchas de ellas dañadas, para decenas de estudiantes.

Jornadas perdidas y conflicto gremial

Según datos, el año escolar ha sufrido interrupciones significativas. EDUCA señala que provincias como La Vega han perdido hasta 47 jornadas. Darwin Caraballo, director ejecutivo de la organización, expresó: “Se dan ese tipo de distorsiones… cuando los canales de diálogo están abiertos en el país, cuando hay un Ministerio de Educación que escucha”.

La ADP respondió con dureza. Juan Valdez, director ejecutivo del Observatorio Educativo sostuvo: “El Ministerio de Educación provoca la pérdida del 25% del calendario escolar por no cumplir con las necesidades básicas de las escuelas públicas”.

Ambas instituciones coinciden, sin embargo, en que estas interrupciones afectan de forma irreversible el aprendizaje. “La educación requiere de un proceso sistemático, acumulativo. Si se interrumpe un día o dos, luego tienes que volver a empezar desde cero”, advirtió Caraballo.

¿Pasó con 100 el MINERD?

A pesar del sombrío panorama revelado por este diario digital, Ancell Scheker evaluó de forma positiva la gestión: “Este año escolar 24-25, a pesar de retos y desafíos, lo valoro de manera positiva”.

Pero Juan Valdez, del Observatorio Educativo de la ADP, contradijo esa visión: “No podemos seguir tolerando una gestión de la educación pública que sea una condena a la ignorancia, una condena a la pobreza”.

Una deuda con el futuro

Entre la precariedad y el abandono institucional, los verdaderos héroes de este año escolar han sido los estudiantes, maestros y directivos que, como los de la Escuela San Rafael de los Gandules, hacen lo imposible con lo poco que tienen.

Pero la bondad no sustituye el agua, el azúcar no nutre, y las buenas intenciones no bastan. Mientras el sistema educativo no sea verdaderamente transformado, los más vulnerables seguirán siendo rehenes de una educación que no les garantiza ni presente ni futuro.