8 de mayo de 2025

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Con el “¡Fuera todos!” arranca la elección del próximo Papa en la Capilla Sixtina

“¡Fuera todos!”. Con esta frase tradicional, pronunciada en latín como “Extra Omnes” por el arzobispo Diego Ravelli, encargado de las ceremonias litúrgicas en el Vaticano, comenzó a las 5:44 de la tarde de este miércoles el cónclave que definirá quién será el nuevo Papa tras la muerte de Francisco.

Un total de 133 cardenales, todos menores de 80 años y provenientes de 70 países, quedaron aislados en la Capilla Sixtina, cumpliendo la norma “cum clavis” (bajo llave), para llevar a cabo la primera votación del proceso, que se realizó ese mismo día.

Antes del encierro, los cardenales participaron en una ceremonia pública que fue transmitida en pantallas gigantes en la plaza de San Pedro, la última vez que se les verá en público hasta que se anuncie al próximo Sumo Pontífice.

Bajo los frescos de Miguel Ángel, el cardenal Pietro Parolin, quien preside este cónclave, tuvo un papel central al dirigir unas palabras en latín a los participantes, recordándoles sus deberes, entre ellos, guardar secreto absoluto sobre las votaciones y discusiones. Fue el primero en hacer su juramento ante el Evangelio, seguido por el resto de cardenales.

Se espera que esta primera votación sirva como una especie de prueba para medir el apoyo inicial a los posibles candidatos. Para ser elegido, un cardenal necesita el respaldo de al menos dos tercios del total, es decir, 89 votos. Si nadie alcanza esa cifra, la chimenea instalada en el tejado de la Capilla emitirá una fumata negra como señal de que aún no hay Papa.

Los cardenales quedaron totalmente aislados luego de asistir a la misa Pro Eligendo Romano Pontifice, celebrada en la Basílica de San Pedro. En esa ceremonia, el cardenal Giovanni Battista Re, que no participa en el cónclave por tener más de 80 años, exhortó a los electores a elegir a “el Papa que la Iglesia y la humanidad necesitan en este momento difícil y complejo de la historia”.

Después de la misa, los cardenales tuvieron su último almuerzo en libertad y se trasladaron a la Casa Santa Marta, donde estarán alojados mientras dura el proceso. Luego marcharon hacia la Capilla Paulina y participaron en la procesión final cantando el “Veni Creator”, una invocación al Espíritu Santo.

Las normas del cónclave se mantienen prácticamente igual desde que fueron establecidas por el Papa Gregorio X en el siglo XIII. Aunque algunos aspectos se han modernizado, la regla clave de secreto absoluto sigue en vigor, y se han implementado medidas adicionales para evitar filtraciones: no hay conexión de teléfonos móviles, se instalaron inhibidores de frecuencia, y las ventanas opacas evitan cualquier tipo de vigilancia externa, incluso de drones.

Todos los trabajadores que dan apoyo a los cardenales, desde religiosas hasta personal de limpieza, han tenido que firmar un juramento de confidencialidad, con la excomunión como posible sanción si se incumple.

Durante el cónclave, la única señal al mundo exterior será la fumata que sale por la chimenea: negra si no hay acuerdo y blanca cuando se elija al nuevo Papa. Las papeletas se quemarán tras cada votación, y se les añade un producto químico para que el humo tenga el color correspondiente.

Si no se elige Papa en la primera ronda, se realizarán hasta cuatro votaciones diarias: dos por la mañana y dos por la tarde. En los últimos cónclaves, el promedio ha sido de tres días de duración. Francisco y Benedicto XVI fueron elegidos en el segundo día.

Dentro del grupo hay un cierto agotamiento debido a los intensos encuentros previos al cónclave, donde se reunieron con frecuencia como parte de la Congregación General. Cabe destacar que más del 80 % de los cardenales actuales fueron designados por Francisco durante sus 12 años de pontificado. Por primera vez, los europeos no son mayoría, mientras aumenta la presencia de cardenales asiáticos y africanos.

Entre los favoritos, destacan el actual secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, quien podría contar con unos 50 votos iniciales. No obstante, un apoyo fuerte desde el inicio no garantiza la elección. En 2013, el arzobispo de Milán, Angelo Scola, comenzó como favorito, pero fue bloqueado internamente, lo que allanó el camino para el ascenso de Francisco, que no estaba entre los primeros nombres considerados.

Se estima que al menos seis cardenales tienen un perfil con posibilidades. Entre ellos, el arzobispo de Argel, Jean-Paul Vesco (63 años), ha sido mencionado como un “tapado” o candidato sorpresa. También figuran nombres como el maltés Mario Grech, el filipino Pablo Virgilio Siongco DavidLuis Antonio TaglePierbattista PizzaballaJean-Marc AvelineRobert Prevost y el húngaro Péter Erdö, todos vistos como “papables”.

En palabras del cardenal Re, que resonaron entre los muros del Vaticano: “La sociedad tecnológica ha olvidado a Dios”, recordando que el mundo espera mucho de la Iglesia en la defensa de los valores humanos y espirituales, clave para el bienestar de las futuras generaciones.