
Desde hace casi un año, José Miguel Evangelista Morán libra no solo una dura batalla como paciente de carcinoma, sino también contra la espera desesperante de un tratamiento que podría salvarle la vida. Diagnosticado con mieloma múltiple, un agresivo tipo cáncer de médula ósea, permaneciendo en una carrera contra el tiempo desde septiembre de 2024, cuando comenzó a esperar los suministros de medicamentos del Programa de Medicamentos de Alto Costo del Ministerio de Salud Pública.
Cada día que pasa sin el tratamiento, su estado de salud se debilita. Necesita con urgencia 16 frascos de Daratumumab de 1800 mg, un medicamento esencial para frenar el avance de la enfermedad. Sin embargo, la ayuda prometida no llega, y ni él ni su familia tienen una fecha clara de cuándo podrían recibir el fármaco. La incertidumbre ha sido tan devastadora como el propio diagnóstico.
A la gravedad del cáncer se suman otras condiciones que complican aún más su cuadro clínico: diabetes mellitus, hipertensión arterial y una lesión expansiva en la hemipelvis derecha. Recientemente fue sometido a una cirugía para colocar una fijación en la cabeza del fémur izquierdo, lo que lo mantiene en un estado postquirúrgico delicado y con movilidad limitada.
Su familia ha tocado todas las puertas posibles. Han agotado sus recursos económicos y emocionales en busca de una solución. El medicamento, de alto costo, no está cubierto por el seguro, y adquirirlo por cuenta propia es inalcanzable. Aun así, se mantienen firmes, sin perder la esperanza, aguardando que las autoridades sanitarias escuchen su clamor y brinden una respuesta urgente.
El caso de José Miguel no es aislado. Como él, otras personas en condiciones vulnerables esperan por este tipo de tratamiento que representan la diferencia entre la vida y la muerte.