19 de abril de 2024

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Estafadores aprovechan la frustración y el caos del lanzamiento de la vacuna

La nota en el tablón de anuncios en línea de un edificio de apartamentos de Washington, D.C., parecía tentadora: “¿Alguien quiere una vacuna contra COVID? Tengo una extra de Pfizer. Efectos secundarios mínimos. Soy enfermera registrada. 500 dólares a cambio”.

Los habitantes de Chicago informan de llamadas telefónicas en las que se les ofrece una cita para vacunarse, si proporcionan una tarjeta de regalo prepagada, su número de la Seguridad Social y otros datos personales.

Y en Colorado, los estafadores están utilizando software de invitación a fiestas y sitios en la dark web para ofrecer citas de vacunas falsas, por una pequeña cuota, por supuesto.

Los estadounidenses están desesperados por conseguir las vacunas contra COVID-19, pero los suministros son escasos y la distribución ha sido caótica y confusa. Esa combinación ha creado una gran oportunidad para los estafadores que quieren robar dinero o información personal.

“Estamos empezando a recibir cada vez más reportes (de fraude)”, dijo el fiscal general de Colorado, el demócrata Phil Weiser, en una entrevista telefónica. “El objetivo de estos estafadores es aprovecharse de sus esperanzas y temores. Intentan que les entreguen información o dinero”.

Por lo general, las vacunas solo están disponibles en lugares especiales establecidos por los gobiernos estatales o locales, farmacias, supermercados y centros médicos. En la mayoría de los lugares, la gente debe pedir una cita por internet.

Los sitios web falsos se adaptan para que parezcan auténticos, y las llamadas telefónicas que venden vacunas fraudulentas pueden clonar los números de teléfono para que el identificador de llamadas parezca legítimo, explicó Weiser. Además, las campañas de educación pública diseñadas para que la gente atienda las llamadas de los rastreadores de contactos de COVID-19 pueden crear más confusión, reconoció.

Lo mejor que se puede hacer si se recibe una llamada, un mensaje de texto, un correo electrónico o una invitación no solicitada para ir a un sitio web de vacunas es llamar a la agencia que supuestamente ofrece la vacuna para ver si es real, sugieren expertos. Pero las largas esperas en las líneas telefónicas pueden disuadir de obtener información auténtica, lo que lleva a algunos incautos a apuntarse de todos modos.

Una abogada de 32 años que trabaja en el Capitolio en el ámbito de la política sanitaria, que no quiso ser identificada, no estaba segura al principio de si la oferta de vacunas era legal. Vio el anuncio en el tablón de anuncios de su edificio de apartamentos en el que se solicitaban 500 dólares para una vacuna de Pfizer.

“Me pareció muy extraño”, dijo en una entrevista telefónica. “Trabajo en política sanitaria, pero no sabía si esto era legal. Pensé: ‘Esto es sospechoso y me molesta. Parece poco ético, pero quizá no sea ilegal'”.

Al día siguiente de ver el anuncio, llamó al departamento de salud de la ciudad, que transmitió su reporte a la Policía Metropolitana. Un detective que se presentó en el edificio de apartamentos para entrevistarlos a ella y a otros residentes confirmó sus sospechas. A la abogada le preocupa que si una persona con su experiencia puede no estar segura de que una oferta es real, muchos otros (especialmente los adultos mayores) pudieran ser engañados.

“Si yo, una abogada que trabaja en política sanitaria, no me di cuenta (al principio) de que era ilegal, ¿cómo se supone que el estadounidense promedio se va a dar cuenta de que esto no es ético y quizá sea ilegal?”

La publicación fue retirada y el número de teléfono al que se podía llamar ha sido desconectado. No se ha producido ningún arresto, según escribió el oficial de información pública de la Policía Metropolitana, Sean Hickman, en un correo electrónico.

La doctora LaQuandra Nesbitt, directora del departamento de salud en D.C., declaró en una conferencia de prensa este mes que los consumidores deben saber que solo los centros médicos, las farmacias o los centros de vacunación patrocinados por D.C. están autorizados a proporcionar vacunas. “No hay venta de vacunas fuera de los centros”, afirma. “Nadie tendrá que comprar una vacuna. Si ve este tipo de estafas o le contactan y le hacen una oferta para comprar vacunas, por favor, denúncielo al departamento de policía de D.C.”

En todo el país, el FBI y otras agencias federales están advirtiendo contra muchos tipos de estafas, incluidos los anuncios que prometen un “acceso temprano” a una vacuna o la colocación en una lista de espera por una cuota. En otros casos, las personas han recibido correos electrónicos no solicitados en los que se les pide su información personal para poder vacunarse.

Mientras tanto, los departamentos de salud estatales están vigilando los centros para asegurarse de que cumplen las normas de vacunación. En Nueva York, por ejemplo, los funcionarios estatales están investigando a la ParCare Community Health Network por haber obtenido supuestamente vacunas contra el COVID-19 con falsos pretextos y haberlas transferido a otros centros, en violación de las directrices estatales. La red de salud también proporcionó supuestamente vacunas al público en general, violando una directiva estatal de administrarlas primero a los trabajadores sanitarios de primera línea.

“Nos tomamos esto muy en serio y el Departamento de Salud ayudará a la Policía Estatal en una investigación criminal sobre este asunto. Cualquiera que haya participado a sabiendas en este plan será considerado responsable con todo el peso de la ley”, reveló el departamento en un comunicado.

En Seattle, un hombre que se hacía pasar por un ejecutivo de biotecnología fue detenido y acusado de intentar vender una falsa vacuna contra el COVID-19, según el fiscal federal, Brian Moran. En un comunicado de finales de enero, Moran dijo que Johnny Stine, de 55 años, ofrecía inyectar a los clientes por entre 400 y mil dólares cada uno. “Aprovecharse de nuestros temores en medio de esta pandemia es inconcebible”, comentó Moran. “El Departamento de Justicia sigue investigando y persiguiendo estos casos de fraude”.

En una conferencia de prensa a principios de este mes, el gobernador de Virginia Occidental, Jim Justice, advirtió a los residentes que no compartieran fotos de sus tarjetas de vacunación contra el COVID-19 en redes sociales. “Facilita a los estafadores la fabricación de tarjetas de imitación que pueden vender, robar u obtener su información personal”, dijo el republicano.

En Florida, la fiscal general republicana, Ashley Moody, también emitió una advertencia sobre las tarjetas de vacunación, añadiendo que la información podría utilizarse para “hackear cuentas en línea o cometer fraude de identidad”.

“Nunca he visto tantas estafas”, mencionó el presidente del Chicago Better Business Bureau, Steve Bernas, quien señaló que, dado que tanta gente está desesperada por la vacuna, el número de víctimas potenciales es enorme. “No es como un tornado u otra catástrofe que afecta solo a un grupo limitado de personas”, agregó.

Una mujer le contó a Bernas que recibió una llamada de alguien que se ofreció a ir a su casa para vacunarla por 150 dólares. “Me dijo: ‘Podían haberme dicho cualquier cosa; habría conducido hasta California para vacunarme'”, recordó Bernas.

“Cuando la gente está desesperada, baja la guardia”, aseveró. “La pista de la estafa es que nadie puede meterte en la fila más rápido. Los estafadores afirman que tienen una forma secreta de ponerte en la fila rápidamente”.

Bernas y otros expertos advirtieron que los adultos mayores son más susceptibles a las estafas, en parte porque son los más propensos a morir por el virus.

AARP, una organización sin ánimo de lucro que aboga por los adultos mayores, ha publicado advertencias en su sitio web sobre las estafas. “Recibimos muchas preguntas sobre si las cosas en las que la gente hace clic son legítimas”, dijo Amy Nofziger, directora de la AARP Fraud Watch Network, en una entrevista telefónica.

Al igual que Justice in Virginia Occidental, AARP y otras organizaciones están advirtiendo a la gente que no comparta sus registros de vacunas en redes sociales. Hay suficiente información personal en esos registros oficiales (nombre, fecha de nacimiento y tipo de vacuna) para dar a los estafadores una oportunidad. Podrían utilizarla para persuadir a una víctima de que confíe en ellos, ya que conocen un poco a la víctima.

“Cualquiera que pida dinero es una gran señal de alarma. Hagan caso al departamento de salud. No hagan caso a un mensaje directo en Instagram”, señaló Nofziger.