29 de marzo de 2024

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Descubrimiento en las líneas de Nasca: la figura de un gato de 2000 años de antigüedad

Los arqueólogos hallaron el contorno felino al realizar trabajos de mantenimiento en el sitio patrimonio de la Unesco.

La imagen, que se extiende a lo largo de 18 metros en una ladera en Perú, muestra una criatura con orejas puntiagudas, ojos redondos y una larga cola rayada. Parece ser un gato en posición de descanso, como suelen hacer los gatos.EL TIMES: Una selección semanal de historias en español que no encontrarás en ningún otro sitio, con eñes y acentos.Sign Up

Los arqueólogos dieron con el grabado descolorido cuando remodelaban una sección de un sitio patrimonial de la UNESCO conocido como las Líneas de Nasca, anunció el Ministerio de Cultura de Perú la semana pasada.

El geoglifo en forma de gato —que según los expertos data del 200 a.C. al 100 a.C.—, es el más reciente descubrimiento entre las enormes tallas de animales y plantas encontradas anteriormente entre las ciudades de Nasca y Palpa, en una llanura desértica a unos 250 kilómetros al sureste de la capital, Lima.

“Con este descubrimiento se pone en evidencia, una vez más, el rico y variado legado cultural que alberga la zona”, dijo el ministerio en un comunicado.

Las Líneas de Nasca fueron descubiertas por primera vez por un arequeólogo peruano en 1927. Imágenes de un colibrí, un mono y una orca fueron desenterradas en el sitio. La UNESCO ha designado las Líneas y Geoglifos de Nasca y Palpa como Patrimonio de la Humanidad desde 1994.

Se cree que el grabado del gato es más antiguo que cualquiera de los geoglifos prehistóricos desenterrados anteriormente en Nasca.

“Llama la atención que todavía se puedan identificar figuras nuevas, pero sabemos que hay otras que se pueden encontrar”, dijo Johny Isla, el arqueólogo jefe de Perú para las Líneas de Nasca, a Efe, una agencia de noticias española.

Se cree que los diseños fueron creados cuando los antiguos peruanos rasparon una capa oscura y rocosa de tierra, que contrasta con la arena de color más claro que hay debajo. Los investigadores creen que las figuras sirvieron como marcadores de viaje.

La fotografía de drones ha llevado a varios descubrimientos en los últimos años, dijo Isla. En 2019, investigadores de Japón, con la ayuda de fotografías satelitales e imágenes tridimensionales, desenterraron más de 140 nuevos geoglifos en el sitio.

La labor de investigación y conservación ha continuado en el sitio incluso durante la pandemia de coronavirus, cuando la mayoría de los sitios turísticos han sido cerrados. Los arqueólogos y los empleados estaban trabajando en el Mirador Natural, un mirador en el sitio protegido, cuando comenzaron a desenterrar algo intrigante. Al limpiar el montículo, surgieron líneas claras que mostraban el cuerpo sinuoso de un gato.

“La figura apenas era visible y estaba a punto de desaparecer debido a que se localiza en una ladera de pendiente bastante pronunciada y a los efectos de la erosión natural”, dijo el Ministerio de Cultura en un comunicado.

Las autoridades dijeron que incluso una huella perdida podría estropear los frágiles terrenos, y han impuesto estrictas normas contra la entrada en el sitio. Antes de que la pandemia cerrara las visitas, se permitía a los visitantes ver las líneas y figuras sólo desde aviones y miradores.

Pero se han producido disturbios en las líneas de Nasca, lo que ha provocado rechazo generalizado.

En 2014, los activistas de Greenpeace dejaron marcas de zapatos cerca de un gran diseño de colibrí cuando colocaron un cartel que promovía la energía renovable, dijeron las autoridades peruanas.

“Si caminas hacia allí, la huella va a durar cientos o miles de años”, dijo Luis Jaime Castillo, un funcionario peruano y arqueólogo, a The Guardian en ese momento. “Y la línea que han destruido es la más visible y la más reconocida de todas”.

En 2018, un camionero fue arrestado después de conducir intencionalmente su tractor-remolque a través de tres líneas de geoglifos.

Incluso cuando Perú trabaja para preservar sus sitios antiguos, los funcionarios reabrieron Machu Picchu este mes para un afortunado turista que quedó varado durante la pandemia y esperó siete meses para ver la ciudadela inca del siglo XVI.